XVI. CELESTIAL

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Como las nubes, como el viento que sopla en las noches frías, todo lo que resulta tan elevado al ser contenido por el cielo claro.

Johnny pensaba que esas cosas sólo podían alcanzarse de dos formas: morir e ir al cielo o siendo una deidad.

Sabe que estaba tan equivocado en el momento en que lo ve con las piernas cruzadas, esperando de la forma más paciente que puede haber. Esperándolo a él.

Y ridículamente en lo único que piensa después de su día ajetreado es: Ten puede tener frío.

En definitiva, Johnny es un terrible buen juez, uno que es fácil de manipular incluso cuando han sido crueles con él. Y vaya que Ten lo es, es un insolente brat, lo peor es que eso le gusta, que intente desafiarlo, que esconda su interés de la forma más obvia que hay y al final, tenga que rogar un poco.

Mirándolo tan pulcro, con el rostro muy limpio, una pijama que apenas cubre sus piernas y un hoodie que deja ver la piel desnuda bajo éste, así lo espera sobre su cama.

No hay nada que pueda hacer a cualquier persona gritar por la imagen, nada fuera de lo usual, una apariencia que en la calle pasaría algo desapercibida y aún así, le parece tan celestial. Tan simple y cómodo, amable a la vista y tentador para un par de manos que están cansadas de trabajar tanto.

Cordial y provocativo, sólo es Ten Lee en su máxima expresión artística. La iluminación escasa y reflejos sobre su rostro pacifico, le hacen darse cuenta que no ha perdido el tiempo si es capaz de seguir apreciando esa obra por otro tiempo, mucho tiempo.

Ni siquiera podría ser consciente de que había estado esperando algo así durante años, es decir, no sabía que lo necesitaba hasta ahora que no puede dejarlo.

Es adictivo.

—¿Vas a quedarte ahí?

Se siente muy ilegal como para ser una sanción justa, debería pedir más que eso.

El frío de la habitación le recuerda que sigue enfermo y que esa casa está vacía, que son sólo ellos dos y será así por un gran y largo periodo. Toda la noche.

Camina con cuidado hasta el borde de la cama y algo recae en su estómago cuando Ten lo abraza por la cintura y recarga su cabeza sobre su pecho. Es cálido en comparación a cómo se mantiene el aire.

—¿Puedo tomar un baño? —Dice casi sintiéndose un gato tímido al poder oler el reciente aroma en el cabello húmedo de Ten, él no se ha bañado desde el día anterior tomando excusa en su enfermedad y también en la tarea de estar rodeado de un par de brazos casi todo el día. —Será rápido, lo prometo.

—Más te vale, o voy a entrar a ese lugar si tardas más de quince minutos—gruñe Ten intentando poder quedarse con un poco de la esencia de un Johnny más él y menos perfume.

—No deberías estar hablándome así en este preciso momento, ¿tengo que recordarte que mereces un castigo?

—Por favor.

¿En dónde te preparan para recibir una respuesta como esa? En los juzgados no es así, ahí la gente teme por su destino y se niega rotundamente ante cualquier tipo de juicio que implique una pena, así que no sabe qué responder y sólo niega con la cabeza muy convencido de la naturaleza casi salvaje de Ten ante ciertas situaciones peligrosas.

No es que Johnny sea peligroso, en absoluto; sin embargo, hay ocasiones en las que sonar un poco amenazante es un deleite por las reacciones coloridas de quienes lo enfrentan, Ten es distinto, sin mejillas rosadas, el tinte rojo se lo roban sus labios en búsqueda de un beso.

Y Johnny quiere encerrarse una vez que ha pisado el baño, Ten es cruel con él.

Delicada y bondadosamente cruel. Johnny es justo, no bueno, pero sí justo, y entre la bondad de Ten y su justicia hay un abismo como el del Dios del cielo y el del subsuelo.

Babylon Allure [JOHNTEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora