XIX. FROST

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Es más temprano de lo esperado, no está yendo a la oficina directamente, se dirige al hospital y Ten lo está llevando, es la única hora en la que pueden visitar a Chenle, ha pasado una semana y ese ha sido el horario establecido por sus padres, cuando el sol no ha salido por completo.

Espera dentro del auto y frota sus manos, el clima está helado y eso no ayuda a su resfriado que ya va por una racha de segunda semana, por lo menos ahora sólo tiene un ligero escurrimiento, al contrario suyo, Ten continúa estornudando con fuerza y su nariz sigue el refrán al pie de la letra:

Jack Frost nipping at your nose.

No puede lo culpar, él hace lo mismo.

—Quiero que vayas a casa y te tapes bien, no pareces mejorar—dice tomando una de las manos del menor bajo la suya, esperando aumentar la temperatura de esta.

—No voy a mejorar, si sigo alrededor tuyo—Ten bebe un poco del pumpkin latte que se detuvo a comprar en la mañana para acompañar a Johnny. —De cualquier modo, no iba a dejarte venir en la moto, el piso comienza a congelarse y es peligroso.

—Regresa con cuidado—advierte Johnny esperando a que sus compañeros aparezcan en la entrada. —Avísame en cuanto llegues a casa.

—Lo haré.

—Te veo más tarde.

Johnny logra ver la camioneta de Joy a lo lejos y se acerca a Ten, lo toma por las mejillas y planta un beso cariñoso antes de irse. Aunque cuando cierra la puerta, siente que debió decir algo más, su despedida se siente incompleta.

Han acordado un calendario, dado que Ten no puede verlo todos los días, algunas veces ha aceptado llevarlo cerca del trabajo e incluso recogerlo cerca de la estación en la que Joy se encarga de dejarlo, ella es demasiado amable y Ten está demasiado necesitado de atención.

Así que cosas como esas, un beso en cada encuentro, sin otros fines más que el de despedirse con vestigios de quién sabe qué intención, hacen que cada vez, Ten se derrita un poco en el asiento.

Se atreve a morderse los labios y se permite emocionarse un poco, adora a ese hombre que se niega a aceptar que Ten sea totalmente suyo, un problema desde que el menor sabe que ya no puede salir con otros porque no es lo mismo, de entre sus intentos de ahuyentar a un corazón caliente, los demás hombres sólo se encargaron de quitar su propio carbón para añadirlo a la lumbre de John Suh.

—Me levantaría todos los días a las siete de la mañana sólo por un beso de estos—jura para sí mismo con los ojos cerrados, dejando que su peso lo arrastre sobre el asiento hasta que el claxon de otro auto le indica que está siendo un estorbo en la vía.

Mira por el retrovisor y no hay duda de que debe irse al observar a ambos hombres en el auto trasero.

La última vez tuvo que tener una sesión bastante limitada con Johnny porque no es demasiado ético besarse en la parte trasera del auto de alguien, mucho menos a un costado de la carretera, pero es el único lugar en el que Johnny acepta algo para evitar un trauma en su familia y que sea echado a patadas por Lisa mientras apenas lleva ropa interior, las cosas son difíciles en ese aspecto.

Sacude la cabeza por el grupo de pensamientos que elevan la temperatura y no le quitan esa nariz rosada.

Espera que Johnny tenga un excelente día.

Y lo tiene con la simple noticia de que han decidido agendar esa cita temprana porque Chenle durmió plácidamente en los brazos de su madre por primera vez, no le pidió que se alejara y, al contrario, suplicó poder abrazarla.

Eso significa que él entiende que nadie va a hacerle daño, dentro de un ámbito familiar, a todos les da un aliento para continuar.

—Chenle, ¿puedo llamarte Lele? Tu madre dice que te sientes cómodo con ese apodo—el muchacho niega ante las palabras dulces de Joy—está bien, entonces será Chenle, ¿te parece?

Babylon Allure [JOHNTEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora