X. Olor a serpientes 2/2

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El descubrimiento que acababan de hacer era muy importante, la shinobi rubia acaba de encontrar una de las tantas guaridas que Orochimaru tenía escondidas por ahí, muchas de las cuales todavía no habían descubierto.

- Ya has explirado gran parte de la guarida, ¿No es así? - Pregunto el Hokage.

- Afirmativo Hokage-sama, actualmente me encuentro mapeando el lugar con ayuda de mis clones de sombra - Afirmó la rubia apuntando a la pequeña mesa con el papel que tenía dibujado un complejo mapa.

El Hokage se acercó al papel, estaba dibujado un mapa con varias zonas marcadas de diferentes colores y con diferentes símbolos, los más extraños eran los que estaban marcados de negro y un rayo color amarillo.

- ¿Qué significan los símbolos? - Pregunto el Hokage.

- Bueno... El búnker es bastante grande, cómo ya le había dicho antes tengo varios clones mapeando el lugar y desactivando las trampas. Los símbolos son para marcar los lugares más importantes, cómo bibliotecas, sitios de investigación o almacenes - Explico la rubia.

- ¿Y qué hay de éstos? - Pregunto refiriéndose a la marca de color amarillo y las marcas de rojo brillante.

- Estás marcas... Las rojas son los calabozos con cadáveres y la amarilla es un sitio donde se encuentra uno de los kunai del cuartos Hokage -

El sandaime abrió los ojos en grande mientras los ambus que venían con el se tensaron. Hiruzen miro a la rubia en estado de shock.

- Llévame - Demandó el hokage apuntando al lugar marcado de amarillo, Naruko asintió y tomo el mapa.

Tres personas entraron a la abandonada guarida. Naruko, el hokage y uno de sus ambu entraron a inspeccionar mientras que el segundo ambu se quedaba a custodiar la entrada.

Naruko dirigía el camino, señalando y hablando de vez en cuando sobre algunas de las puertas de las que pasaban, continuaron así hasta que llegaron a la destacante puerta blanca que estaba previamente abierta, cortesía de Naruko. La Uzumaki los dirigió dentro de ella, ya había quitado las trampas antes y se había desechó de las serpientes.

Las manos de Hiruzen se apretaron en puños, sus ojos se endurecieron mientras miraban la sala llena de papeles y uno de los legendarios kunai. Al parecer su antigüo alumno había intentado descubrir el secreto del hiraishin.

El tercer Hokage se acercó a la mesa donde estaba el kunai, con algo de cautela libero a la legendaria arma de su prisión de cristal, admiro el filo impecable del metal y los perfectos símbolos dibujados en el mango. Sin poder evitarlo volteo a mirar en la dirección de la pequeña rubia. Naruko tenía el flequillo más corto y no tenía colmillos de cabello enmarcando su cara, pero aún así la Uzumaki se parecía a su padre, se parecía a Minato.

Hiruzen apretó el mango de kunai con fuerza, una idea se estaba formando en su cabeza y no sabía si sería buena o mala. Con unas señas, el anciano hokage ordenó a su ambu que saliera de la habitación y se fuera del búnker, el ambu asintió un tanto confundido, pero no desobedeció al hokage.

Ya estando solo ellos dos, Hiruzen le dió la espalda a Naruko que estaba parada casi en la entrada de la habitación. Hiruzen miraba una pizarra donde había montones de símbolos y canji tallados.

- ¿Ojiisan? - La rubia hablo bajito cuando vio al hokage paralizado viendo los símbolos de la pared.

- Naruko-chan... Te tengo una nueva misión - Hiruzen hablo, aún viendo a la pizarra.

- ¿Qué es? -

- Bueno... En realidad no es una misión, es una petición - Dijo, sus manos había comenzado a temblar mientras sostenía al kunai de tres puntas.

Problema Con Los Uchiha... (Old)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora