XXX. Fin del juego.

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"Misión en las olas, p12."

Mientras los ojos de Naruko vagaban de arriba a abajo tratando de identificar al extraño, el hombre rubio sonreía como si fuera el día más feliz de su vida, y ella no sabía porque.

Cuando el extraño trato de acercarse con los brazos extendidos para abrazarla, ella rápidamente se echó para atrás y subió su kunai para apuntarle directamente, aunque su brazo temblaba.

- Oye, tranquila... Solo quería abrazarte, estoy muy emocionado de volver a verte. - El hombre rubio explico. - Por Kami, hace mucho que no te veo... La última vez que te vi aún cabias en mis dos manos y ahora... - Explico con un toque nostálgico. - ... Ahora eres toda una ninja, solo mírate, eres igualita a mi...

Naruko tartamudeo sin entender, ¿Parecerse a el? Primero que nada, ¿Quién era ese tipo? ¿De dónde la conocía?

- ¿Q-quien eres? - Tartamudeo apretando los dientes, si este era un truco del kyubi lo haría pagar.

- ¿Yo? Oh, claro! Eras muy pequeña en ese entonces, así que no me recuerdas. - Murmuró con un aire de decepción. - También creó que sandaime-sama no te dijo quien soy, ¿No es así?

- ¿Porqué el anciano me hablaría de usted?

- Así que no lo hizo... - El hombre suspiro, ignorando el apodo por el que habían llamado al sandaime. - Bueno, yo soy... - El hombre hizo una pausa para darse la vuelta. - ... El yondaime hokage, Minato Namikaze. - Anunció apuntando a la capa de su espalda.

Naruko abrió los ojos por la sorpresa. Así que de ahí lo recordaba, el hombre cuyo rostro estaba tallado en la montaña hokage; el cuarto hokage, Minato Namikaze.

Oh, mierda, ha estado amenazando al relámpago amarillo de Konoha todo esté tiempo!

Minato vio con gracia como el rostro de la pequeña rubia se distorsionaba y cambia de expresiones de la incredulidad hasta la vergüenza, para finalmente verla bajar el kunai y hacer una reverencia exagerado.

- ¡Yondaime-sama, discúlpeme, no sabía que era usted! - Exclamó mientras escondía su rostro rojo por la vergüenza, aunque eso se pasó de inmediato cuando una pregunta vino a su cabeza. - Esperé un minuto, ¿Cómo es que no estás muerto? - Cuestionó al notar como el hokage no se veía para nada como un cadáver.

Minato dejo escapar un risita divertida, los repentinos cambios de humor de la pequeña eran divertidos y le recordaban... Le recordaban a alguien especial.

- Disculpame por lo explicártelo correctamente... Esperaba verte cuando fueras significativamente mayor, no creí que te enojarías tanto a tan temprana edad. - El explico con calma. - Aunque te entiendo. Ese chico pelinegro, es el hijo de Fugaku, ¿No es así?

Naruko entonces abrió los ojos. Debido a lo conmoción por el kyubi y el yondaime, se había olvidado de Sasuke.

Tenía que salir de ahí y ayudar a su amigo.

Volteando a todos lados frenéticamente, trato de buscar una salida. Si no llegaba a tiempo no podría ayudar a Sasuke.

Minato al notar lo ansiosa y desesperada que estaba la pequeña rubia, suspiro, el esperaba poder explicar esto con calma, pero al parecer tendría que lanzar la bomba de imprevisto.

- Naruko. - La llamó usando su voz de hokage, haciendo que ella enderezara la espalda y lo viera a los ojos. - Hay un par de cosas que tengo que explicarte... - anunció.

Naruko se alineó recta y cruzó los brazos en su espalda, como lo solía hacer cuando el sandaime hablaba enserio con ella.

- Primero que nada, la razón por la que estoy aquí es porque cuando sellé al kyubi dentro de ti, también sellé parte de mi chakra y del chakra de tu madre, para cuando ocurriera un incidente como este... - anunció. - Segundo, estoy por reforzar el sello de kyubi para que no intente manipularte más adelante, y tercero... - antes de que pudiera terminar, las palabras murieron en su boca. Durante toda su vida había sido un ninja fuerte y alguien con una voluntad inquebrantable, pero ahora estaba viendo a su niña con los ojos empapados por las lágrimas y no sabía que hacer, ¿Porqué estaba llorando Naruko? ¿Qué podía hacer para calmarla?

Problema Con Los Uchiha... (Old)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora