7 - ¡Extra! ¡Extra!

81 11 13
                                    


Mientras, en los lavabos de chicas…

Las dos parejas que no son pareja siguen ahí plantadas, desprendiendo una tensión que bien podría cortarse con un machete. Theodore suelta a Neville sin tan siquiera decirle una mísera palabra y le dice a Draco con un gesto de barbilla que se larguen rapidito porque le quema estar ahí, le arde estar cerca de Neville, igual que a Malfoy. Harry nota el vacío que deja su cuerpo al separarse de su lado e irse, le echa un último vistazo con tristeza para descubrir con asombro que Draco le mira sobre su hombro, para luego girar la cabeza bruscamente. Neville no aguanta más la situación y se desmorona, rompiendo a llorar a moco tendido; Harry, sorprendido, lo conduce a los lavabos de chicos para que se desahogue, y el gordi por fin le confiesa avergonzado que le gusta Nott, y que no entiende por qué le gusta el malote yonqui chulesco; tal vez porque es un mártir, un masoquista que disfruta con el sufrimiento y ser machacado.

—No te avergüences de tus sentimientos, tampoco le busques una explicación. Mírame a mí, me gusta Malfoy…

Su amigo pone cara de pasmado y Harry esboza una mueca de disgusto y resignación.

—No puede ser verdad…

—Desgraciadamente lo es, igual que tú. Me fijé en él desde el primer momento, y sigo sin saber por qué. Zabini me dijo que yo también le gustaba, aunque no lo pareciera.

—A mí me dijo lo mismo… —Por un momento se queda pensando seriamente—. ¿Crees que será una broma pesada? ¿Una trampa o apuesta? —dice, frotándose las manos con insistencia. Está sudando a raudales por la frente y las sobaqueras.

—Mmmmm, no lo sé. Yo me lo creí porque es verdad que Draco me mira raro, como si quisiera comerme y matarme a la vez con la mirada. Zabini me dijo que me odiaba precisamente por eso, porque no quiere quererme.

—A mí también me lo dijo, que Nott me amaba. Pero es que yo le he dicho que me gusta y él lo ha negado, dice que solo quiere follar —explica abatido. Se lleva a la boca otra pastilla que saca de un bote y Harry lo observa extrañado.

—¿Qué es eso que tomas?

—Son para la depresión.

—Nev…

—Yo le quiero ¿Vale? —pronuncia con labios temblorosos—. No hago más que quererlo, aunque he intentado quitármelo de la cabeza. —Sus ojos se humedecen y escapan lágrimas por los rabillos—. Se lo he dicho y lo niega todo, y aun así, no puedo negarme a él aunque me utilice. —Solloza de nuevo, abrazándose a su amigo—. Soy patético y miserable, no-no valgo nada… Heg-he intentado adelgazar, pe-pero el malestar me hace comer ma-hás. —Harry estrecha el abrazo para reconfortarlo, calmar su llanto entrecortado—. El otro día se pasó de la raya conmigo.

El moreno le agarra de los hombros y se separa de él para verse las caras. —¿Qué hizo?

—Pues se sacó la polla y me cogió de la nuca para que se la chupara, y yo estaba muy nervioso-

—¡Eso no está bien!

—El caso es que yo en realidad quería, pero…

—Da igual que quisieras. Eso también es forzar, porque tú en ese momento no podías ni querías.

—Luego intenté huir, pero me atrapó por detrás.

—¿Te violó? —pregunta, aleteando las fosas nasales de la rabia.

—Me abrazó por la espalda y empezó a masturbarme. Luego me preguntó si había tenido algún rollo con Zabini, parecía celoso…

—Que se ponga celoso no es tan importante como que te fuerce y te retenga, eso está mal.

El patito feo: OrigenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora