18 - Como salvajes, como animales II

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Al bajar las escaleras, Draco encuentra a Pansy, Fleur y Hermione bailando como acabadas en el salón; Zabini está tumbado en el sofá medio dormido. El efecto de las setas sigue haciendo de las suyas, lo sabe por el cabello engarzado en flores que cae en enredadera por el cuerpo de Fleur, por sus orejas puntiagudas y sus dientes afilados como agujas. Lo sabe por los alargados y gruesos apéndices que tiene Pansy como piernas, su lengua cuando ríe también muestra otro zarcillo. Lo increíble y desconcertante es ver a Hermione, donde debiera estar un vaso, soporta un bastón adornado con dos serpientes enfrentadas, y de su cabeza nacen dos alas, así como en sus pies otras más grandes y doradas; vestida con una túnica blanca atada a un hombro y el semblante ladino y astuto.

—¡Ey! ¿Ya habéis acabado? —parlotea la bollera con el tentáculo por lengua.

—No, ¿Alguien tiene lubricante? —No quiere perder el tiempo. Su popotitos está arriba solo, y antes lloraba.

Todas cruzan miradas y negativas. Hermione se le acerca y juraría que las serpientes se mueven, las alas que emergen de su cabello se agitan y sus pasos aletean hasta levitar.

—No hagas daño a mi amigo, Draco. —La dura mirada de Hermione no es súplica, sino advertencia—. O te enfrentarás a mi ira.

Si no fuera por su aspecto, se reiría. Pero sus alas baten furiosas y el cabello se eleva chispeante, el cetro parpadea en tonos dorados y Draco se traga la idea de que tiene poderes y podría matarlo de un bastonazo.

—De acuerdo.

Zabini se despereza y le pasa un tubo de lubricante de la nada.

—Estás con Harry, ¿verdad?

—Sí.

Blaise sonríe complacido y se recuesta de nuevo en el sofá. Las chicas bailan como una tríada encantada, tan opuestas y genuinas como sus personalidades. Un corro danzarín en círculos rituales, unen sus manos y ríen, saltan y cantan; ya no prestan atención a nada. Corean al son de los chamánicos tambores y el misticismo se cierne como un manto sobre sus voces. Las luces parpadean, se oye el batir de alas, Draco mira sobre su hombro y no da crédito a lo que pasa. Zabini sonríe y mueve la batuta en dirección a ellas; los objetos se suspenden en el aire y una sensación estática recorre el ambiente. Hermione alza el vuelo mientras Pansy se yergue sobre sus tentáculos, Fleur resuena en campanas y un aura la envuelve. Todas miran a Zabini y lo invitan al baile privado, este alza la varita y muestra un atuendo extraño. Nadie se percata ya de la presencia de Draco.

—Tú siempre fuiste el dilema entre Gryffindor y Ravenclaw —le confiesa Zabini a Hermione.

—Si volviera a elegir, sería Ravenclaw —contesta la Diosa.

Blaise se queda sorprendido y Hermione ladea una comisura.

—Solo esta noche, solo este momento; el portal de los mundos está abierto. Mañana nadie recordará nada, pero tú sí.

A Zabini le brillan los ojos de la emoción. —¿Pansy…?

—Compañero, no tengo varita ni magia, y este cuerpo es de prestado. Y para que me creas y te sientas seguro, Slytherin es nuestro orgullo —le dedica un guiño cómplice.

Blaise mira a Fleur y las otras dos niegan apesadumbradas.

—Esta Fleur es la de este mundo, la nuestra ha muerto en un accidente aéreo —explica Hermione a la par que la pija baila.

—¿Y los demás?

—Los demás en sus mundos, separados o muertos. Hemos podido usurpar estos cuerpos por unas pocas horas, y así poder disfrutar lo que en ningún universo se ha dado, la unión —dice Pansy mientras vigila los danzantes meneos de una Fleur seteada hasta las cejas.

El patito feo: OrigenWhere stories live. Discover now