El patito feo: Origen

27 - Revelación

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«Harry Potter» Draco está en quirófano hecho mierda, con la cara destrozada, una costilla rota y el bazo tocado. No sé qué le están haciendo ahí dentro. No sé si es por el bazo o se ha complicado la cosa. Solo sé que estábamos en la habitación tranquilamente y de repente han venido dos enfermeros y se lo han llevado volando para intervenirlo; lo que significa que la cosa pinta muy jodida. No me han dicho nada… pero es evidente que su vida corre peligro. Enhorabuena a los dos, habéis conseguido lo que tanto queríais, apalizarlo hasta matarlo, y si no, hubieras sido tú con otra puta bala. ¡Y a mí que me den! Os creéis mejores que él y lo único que conseguís es hacer exactamente lo mismo. Lo llamáis monstruo, pero no sois mejores, tú amenazando con una pistola y Ron dando palizas… de puta madre, amigos… de puta madre. Seguramente, si no sale de esta, Ron dormirá súper a gusto esta noche en el calabozo. Y tú también dormirás fetén… y yo, a mí que me den. Esto nunca ha sido por mí, yo solo soy una excusa barata de la que aferrarse para vengarse de lo que os hizo en el pasado. Inventaos vuestros pretextos porque no voy a permitir ser vuestro escudo. 🤬

Dejó el móvil a un lado y se levantó para comprar una bebida caliente de la máquina, necesitaba calmar los temblores y entrar en calor urgentemente. Tiritaba por entero, una sudoración fría cubría toda su piel, creando una fina pátina provocada por los escalofríos. Una hora sin hacer nada le hacía explotar de frustración y nervios, la impaciencia le impedía estarse quieto y no le dejaba pensar con claridad. Todo cuanto sentía era una furia desatada hacia sus dos amigos; una emoción jamás experimentada que le empujaba a darles él mismo una paliza. Quería dejarlo con Draco, pero no deseaba su muerte; eso jamás.

“Está claro que mientras esté con él, mis amigos serán una amenaza para Draco…” —descubrió horrorizado y frustrado—. “No van a parar, no descansarán hasta verlo muerto, o yo, libre de él. Están eligiendo por mí sin ser yo, sin haber vivido y dormido con él estos once años. Nada cambiará si les planto cara, sobre todo, tratándose de Ron y Luna. Cómo los odio, ¡cómo los odio!”

Tomó asiento de nuevo en la silla ante un repentino vértigo. Oyó de fondo voces de megafonía, familiares y médicos entrar y salir, otros sanitarios deambulando por ahí… Todo tan formal, tan apersonal y quirúrgicamente frío. Y él estaba solo esperando, porque Draco no había querido avisar a sus padres. Si pasaba lo peor, lo tendría que afrontar sin nadie a su lado, completamente desamparado.

“Pues como todos estos años, solo porque yo lo elegí así, solos mi verdugo y yo. Y si ahora se muere, se supone que yo sería libre, y entonces… ¿Por qué tengo miedo? Tengo miedo…”

Harry rompió a llorar, sollozando de desesperación y miedo porque la pesadilla ya no era Draco, sino el hecho de que muriera. No quedaba nada de ese monstruo, únicamente quedaba un muchacho pidiendo atenciones ¿Por qué se daba cuenta ahora? ¿O era el miedo a perderle lo que le hacía afirmar tal cosa? El móvil en silencio vibraba en la silla contigua, siendo ignorado por él, que tenía el rostro cubierto con sus manos y lloraba enteramente destrozado. No podía parar, el miedo había pasado a un estado de pánico y sentía el pecho explotar con los latidos rápidos y erráticos de su corazón; la garganta se le estaba cerrando hasta dificultarle la respiración y los escalofríos y mareos redoblaron su presencia. El corazón bombeaba suave y extremadamente rápido, comenzó a hiperventilar y a ver borroso con lucecitas.

—¿Familiares de Draco Malfoy? —oyó amortiguado una voz a lo lejos.

A falta de voz, oído y vista, levantó la mano, temblando severamente. Habían tardado realmente muy poco. Hizo esfuerzos por enfocar su visión para ver una mujer con bata blanca acercarse a él con el semblante más serio y mortal que haya visto nunca en un médico. El mareo le estaba dando ganas de vomitar, se veía pálido y un dolor grave en el tórax le asfixiaba.