10 - Intimidad

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Conversación telefónica.

—Hola, mamá, ¿Qué pasa?

—Nada, aquí con tu padre que me está agobiando con sus charlas de «no hagas esto, no hagas aquello…»

—No se lo tengas en cuenta.

—¿Te vas a quedar todo el finde ahí?

—Sí, nos volveremos el domingo ¿Por? ¿Necesitas que vuelva? Me puedo plantar ahí en dos horas-

—¡No, no!, es solo que…

—Mamá… —Theodore suspira preocupado—, dime qué pasa.

—Prométeme que no te enfadarás.

—Eso es trampa, y lo sabes.

—Tu hermana se coló en tu habitación para hacer el tonto y yo entré para regañarla. Luego me puse a ordenar la leonera-

—¡Mamá! Te he dicho mil veces que no limpies mi habitación, o lo hago yo o la asistente —espeta inquieto.

—He encontrado algunas cosas sin querer…

—Dirás sin querer evitarlo… —dice en tono suave y monocorde, desprovisto de reproche o queja. A Theo le resulta imposible enfadarse o molestarse con ella.

—Hijo, ¡¿Te estás drogando?! —pregunta la mujer preocupada.

—¡Mamá!

—Hay como un objeto de color marrón verdoso rectangular que huele raro…

—Eso estaba muy bien escondido, para encontrarlo has tenido que sudar la gota gorda. —Oye un trémulo suspiro al otro lado del teléfono—. No te preocupes, eso es… eso es para fumar. Me pongo un poco en el cigarro y ya está, es droga blanda, como la marihuana. De hecho, insisto en que no rechaces mi propuesta. Si quieres, consigo matu y la pruebas.

—¡Qué cosas dices! Toda una vida sin probar las drogas y ahora no me voy a enganchar como una yonqui —se queja escandalizada.

—La marijuana es medicinal, y te sentaría muy bien. No pierdes nada, mamá… no pierdes nada… —el tono afligido es todo cuanto necesita su madre para dejarse convencer.

—Vaaaaaaleeeeeee, pero con una condición.

—Uy…

—Dejas las drogas, y no fumes que es malo, hijo.

—Dejo el hachís, el polen… pero de vez en cuando matu pura-

—¿Cómo? ¿Tantas cosas hay?

—Y las rayas esporádicas las dejo completamente.

—¡Theo! —Exclama en tono de advertencia y amenaza en modo madre.

—Con el tabaco bajaré el número de cigarrillos; y el alcohol, una cerveza de vez en cuando. —Oye de nuevo el suspiro resignado de su madre—. Dame este finde como el último para desfasar a lo grande ¿Sí?

—¿Me juras que luego lo dejas?

—Te juro que cumpliré todo lo que te he dicho.

—Vale, cariño. ¡Oye!, y otra cosa…

—Quéeeeee.

—He visto tu carpeta de dibujos-

—¡Pero mamá! ¿Cómo has podido llegar a ver mi carpeta de dibujo si la tengo guardada en un puto cajón bajo llave?

—Está llena de dibujos de un chico…

—No puedes mirar esas cosas, es privado.

—¿Quién es?

El patito feo: OrigenWhere stories live. Discover now