Día 2: Náuseas

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El primer mes, fue para Sasuke el más fácil, no sintió absolutamente nada, más bien era como si estuviera normal, de no ser porque la prueba y Tsunade le confirmaban que ya se estaba formando alguien en su interior.

Sabía perfectamente, gracias a toda la información que recibió en sus cursos de primerizos, que el primer trimestre era algo, cómo llamarlo, complicado.

Le habían explicado varios síntomas que se pueden presentar que en realidad confirme pasará el tiempo irían disminuyendo.

Algo a lo cual le tenía mucho miedo eran las náuseas, porque siempre había sido algo miedoso en ese tema, pero sabía que tarde o temprano iba a pasar... Y paso.

Había empezado el segundo mes, llevaba algunos días ya sintiendo ese ligero mareo y algo de asco, lo cual no era extremo, si llegaba a hacer algo incómodo.

La mañana llegó, Sasuke se despertó algo tarde, bueno, para él, quien solía despertarse alrededor de las 7 de la mañana, en ese momento eran ya las 9, extremadamente tarde.

El rubio por obvias razones seguía durmiendo, si no fuera porque Sasuke lo despierta, muy probablemente no lo haría.

En cuanto se sentó en la cama, supo que el día no estaba comenzando de la mejor manera, se sintió realmente mareado por un momento, tuvo que tocar la cama, para poder ubicarse.

Entonces sintió lo que lo llamaría náuseas ligeras, tenía esa sensación de querer vomitar, pero no era lo suficiente fuerte, cómo para tener que hacerlo.

— Naruto, ya despierta — hablo mientras lo sacudía ligeramente.

— Mmm... Un rato más — murmuró dormido.

— Ni hablar, levántate ya, iré a bañarme, mientras tanto prepara el desayuno — le encomendó antes de tomar sus cosas e ir al baño.

Naruto sabía que tenía que cumplir las órdenes, así que se paró rápido, prepararía cosas deliciosas.

Sasuke por su parte se relajó en la bañera un rato, el agua caliente y el aroma a jabón, lo tranquilizaba, funciono hasta para quitarle las náuseas.

Una vez que terminó, se dirigió al comedor, al ver que el rubio ya tenía todo servido y listo.

— Sasuke, no estaba seguro si querías pan tostado o un huevo así que hice ambos, come el que quieras — le hablo contento, Naruto se había preparado ramen, una novedad.

— Tostadas está bien — le contesto con una sonrisa y se sentó en la mesa.

Lo malo estaba por llegar.

Naruto quien no tenía idea de la situación tan delicada en la que estaba Sasuke, no se molestó en abrir la ventana del comedor o en encender la corona de la estufa, grave error.

El olor a comida rápidamente se encerró, no era para nada fuerte, ni siquiera molesto, olía a comida, hasta podías considerarlo delicioso, solo que para cierto azabache esto parecía ser una tortura.

Esa mañana Sasuke descubrió algo, no le gusta el olor a huevo, no le gusta el huevo, y no puede verlo ni en pintura.

— Sasuke, ¿Estás bien? — pregunto al verlo tan pálido y tan raro.

El azabache negó, no estaba bien, por supuesto que no estaba bien, esto había sobrepasado su propio autocontrol.

Como pudo llegó hasta el fregadero de la cocina y lo inminente llegó.

— ¡Sasuke! — corrió a auxiliarlo, tratando de agarrar con cuidado su cabello para evitar que se fuera a su cara.

Pero la sensación no se detuvo, es más al estar cerca de la cocina lo estaba empeorando.

— ¿Te sientes mejor?, ¿Necesitas algo? — pregunto cuando termino de devolver lo que sea que tuviera porque en realidad no había comido nada aún.

Pero el azabache volvió a negar, el olor lo abrumaba, lo mareaba y en general lo estaba matando.

Entonces hizo lo más coherente, salió de su casa, salió al pateó trasero.

— Ahh — pudo respirar aire puro, olía a plantas y verduras que tenía en su hortaliza de afuera, un descanso a sus sentidos.

— Sasu, ¿Qué puedo hacer?, No sé qué hacer, ¿Estás mejor? — pregunto verdaderamente preocupado.

— Naruto, no volveré a entrar a esa casa, hasta que la ventiles toda y huela a flores, ¿Entendiste?

Naruto asintió rápido, Sasuke le daba miedo.

La buena noticia es que Sasuke solo tenía náuseas matutinas, cada mañana se sentía como la peor basura, pero después de eso se recuperaba lentamente.

Además de los olores fuertes y el huevo, todo iba bien.

Tenía que admitir que estaba agradecido con todos los dioses, porque el tomate le seguía pareciendo tan increíble como siempre.

Esperaba que eso no empeorara, pero la verdad sabía que su bebé era bueno, y no lo haría nada malo, ¿Verdad?

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