Día 18: Llanto

1.3K 140 9
                                    

Sasuke estaba soñando con tomates o quizás con Naruto, en realidad ya no lo recordaba, lo único que escuchaba en ese vacío negro, eran llantos, llantos lejanos, suaves y delicados, no sabía de dónde venían.

Poco a poco el sonido se hizo más intenso, dándose cuenta que era el llanto de un bebé, de un recién nacido, de su bebé.

— ¡Ah! — abrió los ojos de golpe, acostumbrándose a la luz de la habitación, quiso moverse, pero su cuerpo le dijo que no estaba en condiciones — Naruto...

El rubio escuchó la dulce voz de su Sasuke y se dirigió hasta su cama.

— Buenos días, mi amor, ¿Te sientes mejor?, ¿Descansaste algo? — pregunto tranquilo.

— Si, más o menos, aún me siento algo cansado.

— Lo supuse, solo dormiste dos horas, pero está bien — un lloriqueo saco a ambos de sus pensamientos.

— Mi bebé...

— Está aquí, Oba-chan ya lo reviso, lo básico, pesa 3 kilos exactos y es un niño muy sano.

— Que bien... — susurro aliviado, aunque el bebé seguía llorando — ¿Por qué llora?

— Porque es un bebé supongo, ha estado tranquilo, pero de repente comenzó a llorar, tal vez quiere que lo cargues.

El azabache se medió sentó en la cama con la ayuda de su esposo para poder agarrar en brazos a su pequeño.

— Dios, es tan lindo, Naruto me alegra que se parezca a ti, aunque bueno, eso lo veremos más en el futuro.

— No sé que tan bueno sea que haya heredado mis marcas en las mejillas...

— Me gustan, se ven tiernas, a ti se te ven bien.

— Bueno, hoy andas muy alagador mi amor, tal vez el ser padre oficialmente te hizo cambiar...

— Dobe, agradece que estoy siendo amable, es solo que mi bebé es tan hermoso que no me dan ganas de insultar gente, mientras no hagas nada tonto.

— No te preocupes, todo en orden.

— Guardaste los anillos, ¿Cierto?

— Sí, guarde el tuyo y el mío, solo por si acaso, hay que esperara unos días para volver a usarlos.

El pequeño solo estaba viendo y tratando de escuchar lo que pasaba a su alrededor, claramente sin entender nada de lo que decían o hacían.

Al no entender la situación, comenzó a llorar nuevamente.

— Oh, tranquilo bebé, no llores, todo está bien — trato de tranquilizar mientras lo arrullaba lo más suave que se podía.

— Tal vez le guste el sonido de algún juguete — menciono el rubio, buscando en su maleta.

Saco un den den daiko, un pequeño tambor japonés que solía utilizarse cómo juguete, su madre una vez le contó que en el poco tiempo que estuvo con él, ese sonido había funcionado para calmarlo.

Lo acercó y lo hizo sonar suavemente, el pequeño sonido del tambor lo calmó enseguida y pareció quedarse dormido.

— Funciona, mamá nunca falla.

— Parece que es igual a ti de recién nacido.

— La verdad es que si es muy parecido, quien sabe, no quiero adelantarme a nada.

Naruto se sentó en el sillón de a lado, le gustaría estar acostado junto a su amor, pero no podía, la cama era muy pequeña y no podía quitarle espacio de ese modo.

— Naruto... Aún estoy cansado...

— ¿Quieres volver a dormir?, Puedo cuidarlo, si vuelve a llorar me iré un rato, para que puedas descansar.

El azabache negó inmediatamente.

— Quédate conmigo hasta que me duerma, no es necesario que te salgas si vuelve a llorar.

— Pero te va a despertar...

— No importa, sus llantos me recuerdan a que está conmigo fuera, a qué ya nació y ahora el tiempo avanza teniéndolo conmigo, no quiero olvidar ese detalle.

— Bien, pero pronto no dirás lo mismo, los bebés no son muy obedientes.

— Mi bebé lo es, porque tiene genes Uchiha.

Naruto acepto, también lo esperaba, dormir era algo que le gustaba mucho, pero claro, no importa desvelarse si eso lo hacía para cuidar a su recién nacido, valía por completo la pena.

— Duerme mi amor, descansa, cualquier cosa yo te aviso.

El rubio se intentó sentar en la orilla con cuidado de no descuidar a ninguno de los dos, mientras le hacía suaves masajes en su cabello, ayudaban a Sasuke a dormir, además le encantaban, aunque Sasuke no quisiera admitirlo, es una persona a la que le gusta que lo mimen.

— Mi amor, tu papá y yo haremos todo lo posible para que estés bien, te amamos, eso nunca lo olvides — susurro despacio.

Una nueva etapa comenzaba listos y decididos para vivirla.

FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora