Día 12: Fugas de leche

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Sasuke no estaba seguro de todo lo que Tsunade le había dicho, sonaba algo difícil de creer.

Hasta en el momento en que lo empezó a vivir.

El tiempo pasaba muy rápido, estaba empezando su octavo mes, pensando que las nuevas sensaciones se habían acabado, o que ya nada lo podía sorprender.

Pero no, la aventura no dejaría de sorprenderlo hasta que todo acabará, eso ya lo había deducido.

En realidad él no había notado nada nuevo, en esos últimos meses, pero a Naruto no se le pasaba que tuviera que ver con cambios.

Se dio cuenta de algo, cuando tenían relaciones en esas últimas semanas, que ya no era tan seguido como antes, Naruto se mantenía bastante ocupado con sus pezones.

No era realmente algo nuevo, al rubio siempre le gustó jugar con sus botoncitos como suele llamarlos, y a él, bueno, le excita de sobremanera.

Lo diferente ahora es que Naruto quizá se entretenía demasiado con ellos, y se sentía doblemente mejor.

— Dobe... Deja... Deja eso ya — hablo entre gemidos.

— Lo siento, es que son tan buenos...

— Siempre han sido iguales... que no te sorprenda...

El rubio lo miro a él, y luego miro más abajo, no, no eran iguales.

— ¿Qué?... ¿Por qué me miras así?

— Sasuke, no has notado que tus senos ya no son iguales...

— ¿Qué? — con la rapidez que su embarazo le permitía, se levantó y se miró al espejo, estaba claro que su barriga cubría la mayor parte de la vista, pero sus senos...

— Son más grandes — añadió el rubio.

Eran más grandes.

Tsunade le explicó que debido al aumento de peso, sus senos también aumentarían su masa, pero de igual forma le explicó que lo más probable es que ya estuviera preparando la producción de leche.

Eso era algo nuevo, obviamente sabía que las mujeres producen leche y que con eso amamantan a los bebés, pero creyó que él, simplemente le daría fórmula en una mamila, y ya estaba.

Cuál fue su sorpresa al enterarse de que debido al tratamiento y a las hormonas, su cuerpo también estaba listo para darle leche a un bebé.

— Suena lindo, darle de tu propia leche a nuestro hijo, ¿No te gusta la idea?

— Nunca se me había ocurrido, pero si lo dices así no suena mal.

— ¿Verdad?

Solo le quedaba un mes, estaba preparado y listo, para que su bello ángel llegará a sus manos.

— Agh, Dios, odio esto — farfullo enojado, recién se despertó.

— Te he dicho que uses los protectores, pero no quieres.

— Si ya entendí, supuse que pasaría.

Parece ser que su cuerpo ya está demasiado listo para producir leche, tanto que se le está escurriendo, o bueno, algo así, porque en realidad no era leche líquida, era más bien, una especie de baba blanca.

Tsunade lo llamaba calostro, lo que sea, odiaba que le manchara la ropa, era desagradable tener ropa sucia, pero también odiaba cambiarse varias veces al día.

— Sasu, solo utiliza los protectores y asunto arreglado.

— Lo dices porque tú no sientes tu pecho medio raro.

— Hehe, tienes razón, lamento no compartir tus sensaciones, si estás de acuerdo yo tendré al próximo bebé.

— Todavía no nace, y ya estás pensando en el siguiente, estás loco.

— Bueno, solo decía, no quiero que creas, que no me importa lo que sientes, o que estoy feliz viendo cómo hay cosas que no te encantan...

— Eso lo sé, además eres demasiado dobe cómo para cargar con un bebé, eso déjamelo a mí — eso en definitiva no quería decir que la experiencia le parece linda, y que si se pudiera lo volvería a vivir, nada que ver.

— Te amo — hablo el rubio, con su linda sonrisa.

— Estúpido, porque dices eso cuando te insulto, creo que tienes problemas.

— Es que no me insultaste.

Disfrutaría el poco tiempo que le queda, pero nada es mejor que por fin conocer a la persona que ha estado esperando por tanto tiempo.

Su hermoso bebé.

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