Día 11: Barriga

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El tercer trimestre había llegado, los últimos meses y todo terminaría, y la verdad no sabía si era bueno o malo.

Por una parte, podría conocer por fin a su amado bebé, verlo a los ojos, tan lindo y chiquito, tenerlo a su lado, poder convivir con él, y, por otro lado, tendría que despedirse de lo que llevaba viviendo los últimos 9 meses.

Los días eran más tranquilos, nada de peligros, nada de nada.

Le había prohibido al usuratonkachi irse a alguna misión, tomando en cuenta el corto tiempo que queda, no dejaría que estuviera lejos, no ahora.

Por suerte, Naruto es una persona a la cual si le pides que se queda a lado de su esposo, no lo piensa dos veces.

El problema es que se la había ocurrido hacer una pequeña "reunión privada", lo que él llama una fiesta, por el pronto nacimiento del bebé.

Lo que lo tenía en esa situación, sentado en un sillón alejado de todos, con una cara de no me mires y no te atrevas a tocarme.

— Felicidades, Naruto-kun, las llamas de la juventud arden en ti — hablo efusivamente.

Los demás solo le siguieron la corriente, brindando por ellos, aclarando que brindaron con jugo, Sasuke no me permitía el alcohol en esa casa.

— Mucho alboroto, ¿Cierto? — pregunto la chica a su lado.

Sauske asintió, había acabado su momento social, ahora estaba engentado.

— ¿Puedo? — pregunto casi en un susurro.

Al ver a qué se refería negó inmediatamente, no le gustaba que nadie lo tocara, nadie que no fuera Naruto por supuesto.

Sakura suspiro triste, pero se quedó ahí para seguir platicando.

Un rato después Naruto despidió a todos, conocía bien el límite del Uchiha, estaba consciente que se había pasado de la raya, por lo que aceleró todo.

— Amor, te trajeron muchos regalos, ¿Quieres abrirlos? — pregunto con cautela, no estaba seguro si su lindo azabache estaba enojado, o ya se le había pasado.

— Sí, quiero ver qué trajeron — respondió bien, para el alivio del rubio — ¿Puedes ayudarme? — levantarse del sillón resultaba más difícil y cansado ahora que contaba con sus 6 meses completos.

El rubio se apresuró y lo levanto con mucho cuidado.

Sasuke no quiso más ayuda a pesar de que el camino a la habitación le parecía eterno.

Se sentó en la cama, con delicadeza, todo lo que su barriga le permitía, para poder abrir sus obsequios, que no es por nada, pero no se quejaba por qué le hayan traído regalos, eso le gustaba.

— Este lo trajo Sakura — menciono el rubio mientras se lo daba.

— Se nota — no por nada malo, más bien porque tenía un letrero gigante que decía "De Sakura", por si las flores no fueran los suficientemente obvias.

— Wow, es un pañal para adultos... — menciono extrañado en cuanto lo vio.

— Bien, porque lo necesitaba — entonces siguió con el próximo regalo.

Desenvolvieron todos los regalos después de casi una hora completa, sobre todo porque Sasuke se dedicaba a hablar de lo bueno, lo malo, y tres características de cada objeto.

— Me alegra que hayan venido a celebrar con nosotros, a pesar de que tú no les hayas dado la noticia en cuanto te enteraste.

— Lo supieron de todos modos — alzo los hombros.

— Bueno sí.

Naruto se quedó viendo al azabache cómo le gustaba admirarlo, era tan hermoso, jamás se cansaría de la bella vista.

Sasuke lo noto, no es como si el rubio fuera disimulado, en general no le molestaba, le gustaba ser admirado.

— Naruto, dime la verdad, ¿Crees que estoy gordo? — pregunto finalmente, llevaba tiempo pensando en la respuesta.

El rubio solo se lo quedó viendo, ¿Por qué hacía esa pregunta ahora?, en el fondo creyó que ya la había librado.

— No responderé eso — negó seguro.

— ¿Por qué no?, ¿Acaso no merezco saber la verdad? — su ceño fruncido no se hizo esperar.

— ¿Cuál verdad?, Eres hermoso, esa es mi respuesta.

— Eso no responde mi pregunta, dilo Naruto, no me molesta que lo hagas, no es un secreto que haya subido 10 kilos.

— No es un secreto, y te lo digo, eres hermoso, tal y como estás, siempre lo has sido, lo eres y siempre lo serás, esa es mi respuesta.

— Cobarde...

— Llámame como quieras, pero yo no pienso así, para mí tienes una barriguita, tan linda, suave y calientita, que tiene dentro a nuestro hijo.

Sasuke aún estaba visiblemente enojado por la renuencia a contestar la pregunta, pero la verdad agradecía que no lo haya hecho.

— Sabes muy bien que eres la persona más bella y más fuerte — el rubio se acercó y subió la playera que estaba usando, solo para poder apreciarla de mejor manera — Haces mucho esfuerzo, mereces solo lo mejor.

Para el rubio no era difícil acercarse a Sasuke para nada, después de todo es su esposo, es por eso que no era nada nuevo besar esa linda barriguita cómo le gustaba llamarla, a pesar de que su tamaño no fuera precisamente pequeño.

— Dios Naruto, eres un cursi — aunque no le molestaba.

— Lo soy, por eso no me importa decirte que te amo, y amo todo de ti — termino antes de darle un beso, esta vez subiendo un poco de nivel.

— Naruto ten cuidado, no sé si podemos hacerlo...

— Si podemos, me encargue de preguntar, solo disfrútalo... — susurro sobre sus labios, lo amaba, verdaderamente lo amaba.

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