Día 15: Trabajo de parto

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Después de que Sasuke haya roto la fuente, el tiempo empezó a pasar más lento para ambos.

Tomaron todas las cosas, y con ayuda del kunai especial de tres picos de Naruto, llegaron al hospital.

Para Sasuke fue la única forma segura, no podría caminar ni de chiste hasta el hospital, y aunque Naruto podría cargarlo sin ningún problema, se le hizo mucho más fácil usar el kunai.

También pensó en el Rinnegan, pero para este punto sonaba mucho más peligroso, utilizarlo le gastaba mucha energía, demasiada, ya lo había comprobado.

Llegaron al hospital, tuvieron la fortuna de aparecer justo frente a Tsunade, solo fue cuestión de unos momentos hasta que ambos se encontraron en la habitación.

— Agh... Ya, ya van a sacar al bebé — hablo Sasuke muy seguro de sí mismo.

La ninja médico no pensaba lo mismo.

— Lo lamento Sasuke, pero tendrás que esperar un poco más.

— ¿Qué? — hablo sorprendido, según él ya era hora.

— Aún no podemos hacer nada, no tienes casi nada de dilatación, hasta que no se abra más, el bebé no podrá nacer.

Sasuke no sabía si sentirse molesto o asustado, ¿Qué rayos significaba eso?

— Pero... ¿Tengo que hacer algo?

— No, solo tendremos que esperar, no te preocupes, se va a dilatar, hay que ser pacientes.

El azabache no se sentía muy paciente en esos momentos.

Tsunade los dejo solos, había más personas a las cuales atender.

— Sasuke — pronunció con cierto miedo, lo que menos quería era incomodar o molestar.

— Naruto, creo que... No, estoy seguro que eres un estúpido, por tu culpa estoy pasando por esto.

— Pero Sasu...

— Por las prisas no empaque mi crema con olor a flores, es tu culpa, ahora estoy nervioso y mis manos no huelen a flores — añadió enojado, gracias al embarazo desarrollo un gusto por esa crema en específico, lo tranquilizaba, en su tiempo le quitó las náuseas.

— Mi amor — hablo con dulzura — Jamás olvidaría algo tan importante para ti, lo prometo.

Naruto fue por la maleta, y de ahí caso el producto que tanto deseaba, entregándosela, vamos, nuestro rubio tiene experiencia.

— Gracias, Agh... Si no fuera por el dolor que tengo te besaría.

— Me es suficiente con verte feliz, es todo lo que necesito.

— Usuratonkachi, eres un cursi — hablo por lo bajo.

— Si, lo sé.

Pasaron un tiempo ahí, los dolores se volvían fuertes, y mucho más seguidos, siendo casi cada 10 minutos.

— Ahh... — pequeñas lágrimas salieron de los ojos de azabache, esto se estaba volviendo algo complicado.

Naruto está ahí apoyándolo, trataba de acariciarlo levemente cómo apoyo, susurrándole cosas bonitas, y hablando de lo increíble que sería su pequeño, lamentablemente solo podía ser último cómo apoyo moral.

— Naruto... ¿Puedes ayudarme a caminar?, ya me cansé de estar en esta posición.

— Por supuesto.

Solo estaban imaginando el momento en el que escucharan el llanto del bebé, saber que todo esté tiempo había valido completamente la pena, y saber que por fin podían ser una familia, cómo tanto lo habían deseado.

La pregunta que le hizo el maestro del curso de primerizos, ¿Por qué quieren tener un hijo?

"Quiero tener un hijo con el amor de mi vida, quiero poder darle a una vida digna y un inmenso amor, el cual yo no pude tener, quiero que sea feliz con nosotros, quiero guiarlo en su camino, quiero todo para él"

"Siempre pensé en tener una familia, por supuesto que junto con mi esposo, Naruto es una gran persona, estoy seguro que será el mejor padre del mundo, que los dos lo seremos juntos, jamás le faltará nada, crecerá con amor, y será muy fuerte, y claro que quiero restaurar mi clan"

— Muy bien próximos padres, ya es hora.

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