Día 23: Apoyo

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Cuando despertaron esa mañana, las cosas las harían diferentes.

Sasuke estuvo más tranquilo, pero no se salvó de volver a derramar lágrimas en la noche, es por eso que sus ojos se veían algo rojos e hinchados.

Naruto despertó mucho más motivado y mucho menos cansado, después de tantos entrenamientos durante su vida debió entender que descansar era parte importante.

— Buenos días, mi bellísimo esposo — susurro con dulzura.

Sasuke lo miro cansado, en realidad no lo estaba, bueno sus ojos sí.

El rubio se acercó y le dio un beso en sus ojos cansados y luego bajo a sus labios, para poder besarlo con más profundidad.

— Buenos días — contesto el azabache, después de que lo pusieran de mejor humor.

— Prepararé el desayuno, ¿Algo en especial?

— No, no, lo que sea está bien.

— A la orden.

La preparación fue bastante sencilla en menos de 10 minutos ya estaban comiendo.

— Lo de buscar a alguien que nos ayude, ¿Hablabas en serio? — pregunto serio.

— Si, claro, cuidar al pequeño es algo complicado, además tengo que hacer exámenes y esas cosas para lo de ser Hokage y muy pronto habrá que regresar a las misiones.

— No necesitas el dinero.

— Lo sé, pero hacemos misiones para ayudar a los demás, para proteger la aldea, no por la paga, buscamos un lugar mejor para que bebé viva.

— Eso es cierto, entonces, ¿A quién tienes en mente?, Porque Kakashi no podrá hacernos ese favor.

— Al candidato perfecto, Sasu, ya lo verás.

.

Acomodo su suéter y toco la puerta tres veces, según recuerda, debería de estar en casa.

— ¿Naruto? — pregunto sorprendido al verlo en su puerta.

— Hola.

— Hola, pasa, pasa.

— Gracias y lamento molestar.

— No te preocupes Naruto, estoy seguro que has estado ocupado, con lo de cuidar al bebé debe de ser un trabajo duro.

— Lo es, ¿Cómo sabe lo del bebé?

— Oh bueno, Kakashi me lo dijo, pero ya es noticia en Konoha, creo que la mayoría ya lo sabe.

— ¿En serio?, Bueno, supongo que es mejor que tener que explicárselo a las personas.

— Si eso pienso — termino de decir mientras bebía su té.

— Ah, sí, casi lo olvido, vine por algo importante, Iruka-sensei, ¿Podría hacernos el favor de ayudar a cuidar a nuestro hijo?, Por favor — hablo casi arrodillado.

— Naruto... Yo... — sus ojos se cristalizaron, no podía creer que Naruto lo considerara tan relevante como para darle ese lugar tan especial — Si, yo creo que puedo hacerlo.

— Gracias Iruka-sensei, gracias — se abalanzó para abrazarlo, Iruka era como un padre para él, en definitiva.

Después de que Iruka hiciera una maleta, pues Naruto le explicó que en el tiempo en el que ayudara, viviría en su casa, no podía dejar que estuviera caminando de casa en casa.

El castaño solo tomo sus pertenencias más fundamentales, varias prendas de ropa y lo siguió hasta su casa, que era realmente grande.

Cuando entraron lo primero que escucharon era la voz del dulce llanto del bebé, que para estos momentos ya no era tan dulce.

— Hola Naruto — saludo Sasuke sentado en el sillón tratando de calmar a su hijo — Hola Iruka, realmente agradezco que aceptará ayudarnos — hablo de una manera más seria.

Para el azabache, Iruka no era la persona más confiable que tenía, nada en su contra, simplemente nunca convivió con él, fue su maestro en la academia, pero jamás hubo un lazo, se sentía más en confianza con Kakashi por ejemplo.

Sin embargo, Naruto le explicó lo valioso que es el castaño para él y como durante todo su recorrido ha sido un gran apoyo, solo por eso acepto.

— Sasuke, ¿Qué pasa?, ¿Por qué está llorando?

— Supongo que porque es un bebé, pero no lo puedo calmar.

— ¿Has intentado caminar con él? — pregunto después de ir a lavarse las manos, todo debía ser higiénico.

— ¿Caminar? — pregunto.

— Sí, suele funcionar — se acercó con cuidado — ¿Puedo? — refiriéndose a si podía cargarlo.

Sasuke lo dudo, pero finalmente lo entrego, sabía que solo estaban intentando ayudarlo.

Iruka camino con el bebé un rato y finalmente se quedó dormido.

— Ustedes descansen un rato, más adelante nos pondremos de acuerdo, ¿Si?

Los dos asintieron, y abrazados se recargaron en el sillón un rato, descansarían un rato, para poder poner todas las cosas en orden.

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