Capítulo final: La fiesta de 15 años.

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¿Los sueños se hacen realidad?

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¿Los sueños se hacen realidad?

—¡Lale, feliz cumpleaños!

¿O vivimos en realidad en los sueños?

—¡Felicidades, quinceañera!

El despertar feliz desde el primer segundo de la mañana, con el beso de tus padres y las bendiciones de todos tus conocidos en mensajes, llamadas, visitas, regalos...

Todo es un sueño.

—¡Estás preciosa!

Abrir los ojos y al dejar de ver la brocha de maquillaje, verme completamente diferente frente al espejo.

—¡Ah, parezco una princesa!

La sonrisa no me cabía en el rostro, los ojos se me aguaban con tanta atención y felicidad vibrante. Tantos buenos deseos, expectativas, cosas inesperadas... Todo. Adoré cada segundo del día que parecía un carrusel eterno de infinitas sorpresas, sobre todo cuando el reloj marcó las 8 de la noche, que el auto donde estaba abrió su puerta y la mano extendida de mi padre aguardaba por la mía.

—Lale, hoy eres la princesa de la familia. Estás muy bella, mi niña —depositó un beso sobre mi cabello.

—Gracias —sonreí con intensidad y miré a mi alrededor.

Mi madre por detrás acomodaba mi vestido y terminaba de sacarlo del auto. Mis abuelos, mis tíos, toda mi familia estaba mirándome con adoración. Me estaba conteniendo para no ponerme a llorar, una corriente de nervios subía y bajaba por mi espina dorsal, la cual no podía inclinar mucho hacia adelante por mi apretado vestido.

—Mi princesita ya se me está poniendo grande. —Mamá besó mi mejilla y se separó, dando saltitos sin dejar de mirarme.

—¡Ay, me van a hacer llorar y el maquillaje que tanto costó hacerme se me va a caer! —lloriqueé dando un pisotón que lamenté, porque por poco perdí el equilibrio debido a los altos tacones que estaba usando.

¡Estaban muy altos! No estaba adaptada para nada a lucir zapatos altos, mi vida entera había sido sandalias y zapatos bajos, escasas veces iba a una fiesta y cuando lo hacía, me conformaba con una ropa bonita y unos buenos zapatos. Ahora sentía mucho por lo que pasaban esas chicas de las películas cuando llegaba la hora de arreglarse.

Me siento como una.

—¡Lale, estás muy alta! —dijo Jarol mirándome desde abajo con el seño fruncido y de brazos cruzados, algo que me causó mucha gracia.

Di un brinco cuando mamá pasó a abrir la puerta del local y una música bastante alta salió de este e impactó mis oídos. Luces azules, violetas, parpadeantes, brillos, que formaban figuras de flores y corazones desde la acera hasta la calle y luego se separaban para integrar otras, me hicieron ahogar otro grito de emoción.

Si esto es solo el principio, ¿qué me puedo esperar de lo que viene después?

—¿Lista, quinceañera? —gritó mi tía sobre la música. La miré y me señaló con la cabeza hacia el interior por esa puerta—. Todos tus amigos están adentro.

Solo Mi Corazón Lo Sabe (SMCLS #1) ✔Where stories live. Discover now