Capítulo 6: Mis sospechas eran ciertas

322 178 78
                                    

MIS SOSPECHAS ERAN CIERTAS

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

MIS SOSPECHAS ERAN CIERTAS.

Los ojos de Mateo se volvieron dos círculos gigantes mirándome muy sorprendidos. Se sentía como si se hubiesen invertido los papeles en la obra de teatro.

¿Por qué actúo así? Porque si no recuerdan, él y Cloe estaban juntos, o eso creo yo. No podía ser que un día le diga que sí a ella, que la ama y quiere estar a su lado toda una vida y después no se limite a la hora de besar a otra. En este caso, yo.

¿Qué me da a entender esto? Que Mateo es un mujeriego. Sí, señores.

—No me lo esperaba de ti —confesó lentamente, después de salir de su repentino shock.

Reí y Mateo me observó perplejo. En ese momento no podía retractarme, me sentía una diosa enseñándole quién mandaba al que creía que lo puede tener todo. Y me encantaba.

—Porque tú creías que yo era otra cualquiera de tus conquistas, ¿no? —Él me observó como un pollito que ha sido descubierto saliendo del cascarón—. Lamento decirte que aunque me veas tranquila, no significa que sea santa.

No podría decir qué me dijo, porque palabras no salieron de su boca. Me miraba perplejo, y estaba segura que ninguna de las chicas que traía detrás, como Cloe y otras más, era capaz de decirle las verdades en su cara.

Volví a reír.

—Se nota que te dejé sin palabras.

El ego me había subido por los cielos. No era yo, sentía como si otra persona se apoderó de mí, pero sentí la necesidad de decirlo, no sé si por nervios, o incluso celos.

Mateo abría y cerraba su boca, hasta que carraspeó.

—Ni que fuera para tanto. Ya me lo han dicho muchas. —Levantó sus hombros en muestra de indiferencia.

Ya me lo han dicho muchas...

Ya me lo han dicho muchas...

Aunque lo intente, no puedo callarme.

—¿Quiénes?

—Desde el primer día que entré a la escuela —respondió con rapidez—. ¿No ves como todas hablan de mí? Sin embargo, yo no le doy el gusto a ninguna. Las dejo ahí reposando tranquilitas, pero sin que dejen de admirarme. —Me guiñó el ojo.

—No lo puedo creer.

—¿Impactada?

Me encogí de hombros tratando de mostrar indiferencia.

—No tanto.

—¿Ah sí?

—Sí.

—Cómo te haces la dura.

—¿Yo? —Lo miré rápidamente tocándome el pecho de lo impactada que me dejó—. ¿Perdona?

—Capaz que yo te guste a ti.

Solo Mi Corazón Lo Sabe (SMCLS #1) ✔Where stories live. Discover now