Capítulo 8: ¡Fiesta!

288 163 129
                                    

¡FIESTA!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡FIESTA!

-¡Qué bueno está esto! -exclamé, mirando hacia el techo lleno de lucecitas y sintiendo la pegajosa música hasta en los huesos.

Eran las 7 y 20 minutos y ya estaba oscurecido. Toda la casa de Vanessa estaba explotando en gente. Los bajos hacían el suelo temblar y en toda la calle frente de la casa había una multitud con vasos transparentes en las manos. ¿Supongo que es refresco u otra bebida?

Tomé un respiro antes de entrar, pero mi teléfono vibró con una notificación, así que lo saqué de mi cartera y revisé que me había llegado un mensaje de Anelía.

Diviértete en la fiesta. Sabes que no pude ir porque tengo la piel muy hinchada. Dile a Vanessa. Después me cuentas cómo te fue. Te kiero.

Suspiré tristemente. Anelía últimamente ha estado delicada de salud, recibir mucho sol y las largas caminatas de la escuela le han afectado.

Opté por responderle.

Qué mal, espero que te mejores. Ya te contaré cómo me fue. Bye loca.

Apagué y guardé el celular en mi cartera, mirando hacia dentro de la casa. Había mucha gente sentada, haciéndose selfies y mandándose mensajes, pero aún no había nadie bailando, qué raro.

Entré buscando a alguien conocido, pero no vi a nadie, y si había, no lo reconocí puesto que todos se vistieron muy elegantes.

-¡Psss! -Sentí a mis espaldas.

Fruncí el ceño. ¿Será conmigo?

-¡Lale! ¡Aquí! -Me giré en busca de quien me llamaba.

De pronto sonreí al ver a Rosalía en una esquina de la casa. Un alivio gigantesco me recorrió cuando me sonrió, así que me acerqué a ella.

-¡Hola, ¿qué tal?! Te veía medio perdida -gritó sonriente sobre la música y la saludé.

-Sí, lo estaba. Me has salvado. Ya me estaba empezando a preocupar por no ver a nadie conocido. -Miré a mi alrededor y luego me enfoqué en ella.

-Yo llegué ahorita mismo y estaba igual que tú. Bueno -sonrió y asintió-, hasta que llegaste.

-Es que es fatal estar en una fiesta solo.

-Así mismo pero, niña, no te preocupes. Solo fueron unos minutos, ni a la anfitriona de la fiesta la he visto pasar. -Miró hacia la cocina que estaba al frente de nosotras, buscándola con la mirada.

-Qué raro. ¿Qué estará haciendo? Tendría que atender a los invitados.

-Sí pero no está. -Rosalía se encogió de hombros y se tomó un trago de lo que había en su vaso.

-¿Qué tomas?

-Vino. ¿Quieres? -Me ofreció el vaso.

-No, gracias -rechacé el vaso.

Solo Mi Corazón Lo Sabe (SMCLS #1) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora