Capítulo XXX

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"Usted tiene razón beatriz... es mejor que me vaya a mi casa y... también usted vaya a su casa... tenemos mucho trabajo.

Betty por fin abrió los ojos y se tocó los labios cerciorándose que no era un sueño, que efectivamente daniel no la había besado y con eso despertó de su transe "Eh... claro, si, por supuesto. Buenas noches doctor"

"Buenas noches doctora"

Y con eso cada uno fue a buscar su auto y dejaron el local.

Daniel se pasó todo el sábado mirando al teléfono. Intentaba no pensar en ella pero saber que al día siguiente tenía que verla lo tenía ansioso. Sobretodo porque iban a estar en el terreno de ella donde el no se sentía cómodo. Esperaba con ansias que don Hermes llamara para cancelar.

Pero la llamada nunca llegó. Daniel se preparó para pasar el día más incómodo de su vida. Por fortuna sabía que aunque parecía agradarle a don hermes, ese hombre no confiaba en nadie así que las posibilidades de estar a solas con betty eran mínimas, más no inexistentes.

Betty por su parte había despertado ese domingo decidida a no pensar más en Daniel. Se quería enfocar en el día tan importante que se venía para ella. El inicio de su vida independiente. Al fin!

Tocaron al timbre cuando la familia Pinzón estaba desayunando.

"Y eso?" preguntó doña Julia "Que no nicolás está por fuera de la ciudad?"

"Sí, ese debe ser don Aníbal el vecino que nos va a prestar la camioneta para el trasteo de la niña"

"Como así papá? Usted no contrató un servicio profesional de mudanzas? Usted me dijo que conocía uno buenisimo"

"Si mija pero para que gastar cuando la camioneta de don aníbal está disponible y a el solo toca pagarle la gasolina. Usted no se preocupe mija, yo le dije que me encargaba de todo no es cierto?" dijo don hermes levantándose de la mesa.

Regresó un par de minutos después con las llaves en la mano y se sentó a terminar su desayuno.

"Y don aníbal?" preguntó betty

"Llegando a su casa me imagino jojojo"

"Como así solo le prestó la camioneta? No nos va a colaborar con el trasteo?"

"Betty ya le dije que no se preocupe por nada, yo tengo todo controlado"

"Pero papá, nos va a tocar cargar todo a nosotros dos?"

"Eh..." pensaba don hermes que decir cuando el timbre volvió a sonar

"Ya voy" dijo doña Julia

"No, mija, ya voy yo" contestó don hermes dejando a las dos mujeres de su casa completamente extrañadas.

Este viaje a la puerta principal fue mucho más corto que el anterior. Antes de lo pensado don hermes ya estaba sentado de nuevo mientras doña julia se quedaba con la boca abierta. Betty la miraba extrañada pero todo sucedió demasiado rápido cuando de pronto escuchó:

"Buenos días. Doña Julia que tal... Beatriz"

Betty casi escupía el jugo al escuchar la voz y comprender por fin la cara de su madre. Se giró inmediatamente y se encontró a Daniel Valencia parado ahí sin saber que hacer. Vestía jeans, zapatillas deportivas negras y una camiseta blanca.

"Da... doctor valencia? eh... que hace usted por acá?"

"Yo lo invité" contestó don hermes en su lugar "Siga doctor siéntese por favor que estamos terminando de desayunar"

"Ya le traigo su plato" dijo doña Julia una vez le pasó la sorpresa inicial.

"No, no, doña julia no se moleste, ya yo desayuné en casa tranquila"

ConvéncemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora