MIRADAS [THE AMAZING SPIDER-MAN]

CAPÍTULO 8

Narra Peter

-Salúdale a May y a Ben de mi parte, hace mucho que no les veo. Mencionó Leah dando pequeños pasos hacia atrás indicando que se iba.

-Lo-lo haré. Contesté mientras mantenía mi mirada sobre ella.

Finalmente retomó su camino. No pude evitar quedarme parado observándola como un idiota.

De repente detuvo sus pasos, dió media vuelta, y avanzó hacia mi.

-¿Me dejas tu teléfono? Me preguntó pasándose el pelo por detrás de su oreja. Siempre hacia eso cuando estaba nerviosa.

Aquello me dejó algo confuso pero igualmente se lo dí.

Tras unos segundos me lo devolvió. -Ya está, te he apuntado mi nuevo número de teléfono. Quería que lo tuvieras. Lo único que fui capaz de hacer fue asentir mientras sonreía debido a la sensación que apareció de pronto en mi pecho.

Los segundos consecutivos fueron de total silencio, las palabras no eran necesarias.

Me perdí en aquella intensa, profunda, y preciosa mirada de tonos grisáceos.

No puedo deciros el tiempo que pasamos así hasta que oí su voz de nuevo.

-Hasta mañana Parker. Se despidió para depués depositar un dulce beso en mi mejilla adolorida por el golpe. Dios, seguro que estaría sonrojado.

Fui incapaz de decir una sola palabra antes de que se fuera. Me quedé observándola conforme se alejaba con una sonrisa en el rostro.

Una vez había desaparecido por el final de la calle entré a casa.

La tía May estaba en la cocina preparando la cena, por lo que fui a saludarla.

-Hola. Comenté.

-Hago spaghetti con albóndigas para cenar. Mencionó la tía May cocinando.

-¿Enserio? Spaghetti con albóndigas... Murmuré para después agarrar una botella de zumo de manzana de la nevera.

Una pequeña risa se escapó de mis labios al recordar la conversación con Leah, este zumo siempre fue nuestro favorito.

-¿Desde cuando no te gustan los spaghetti con albóndigas?¿Eh?

Cuando me giré en su dirección se sorprendió al ver el golpe en mi mandíbula.

Por alguna extraña razón apenas quedaba rastro del golpe en la mejilla, por el cual Leah se había preocupado antes al ser el más notable.

-Ay madre. Exclamó.

-¿Mm? Le cuestioné distraido.

-¿Que te ha pasado en la cara? Me preguntó preocupada.

-Oh, no es nada. Que...me he caído...haciendo skate. No es nada. Mentí para evitar que se preocupara más todavía mientras me sentaba en la encimera de la cocina y me ponía la botella fría de zumo sobre el golpe.

El tío Ben entró a la cocina con una caja del sotano mojada y repleta de trofeos.

-¡Ben Parker, ni se te pase por la cabeza dejar esa caja asquerosa dentro de mi cocina! Exclamó la tía May.

-Son mis trofeos de Bolos. Mencionó tío Ben.

-Ah, eso es otra cosa. Por favor deja esa caja asquerosa en mi cocina. Comentó sarcástica la tía May provocando que riera a la vez que me bebía el zumo.

-¿Qué te ha pasado? Me cuestionó mi tío dejando la caja a un lado en el suelo.

-Se ha caido ¿Por qué os montáis en esos trastos? Es algo que no entenderé nunca. Comentó la tía May en voz alta.

-Porque es tonto y peligroso ¿Recuerdas cuando éramos tontos y peligrosos? Le preguntó el tío Ben de vuelta.

-No. Respondió con simpleza.

-Pues lo éramos. Afirmó.

-Es bueno saberlo. Dije con gracia.

-¿Se puede saber por qué estás tan contento hoy? Me preguntó el tío Ben a lo que negué sonriendo para quitarle importancia.

-Un buen día, nada más. Por cierto, recuerdos de Leah. Contesté haciendo que ambos pararan de hacer sus cosas de golpe para mirarse entre si con una sonrisa.

-¿Has hablado con ella? Cuestionó tío Ben alegre.

-Si, de hecho he venido con ella. Ahora vive a un par de manzanas. Respondí algo nervioso por sus miradas inquisitivas sobre mi.

-Ahora entiendo esa sonrisa. Exclamó la tía May volviendo a cocinar.

-¿Dónde está la inundación? Le pregunté al tío Ben para cambiar de tema al verle descalzo y las varias cajas empapadas.

-Sígueme, te la enseñaré. Comentó saliendo de la cocina.

-¿Enserio? Pregunté.

-Si.

-Bueno... Murmurré bajando de la encimera para seguirle.

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-S