¿Goetia? (Stolas Goetia) (Helluva Boss)

VI

-¿Ascaroth? 

Stolas buscaba por el palacio al imp que siempre lo acompañaba. Había despertado hace medio día y en todas esas horas no hubo rastro del mencionado. 

El príncipe no era alguien que personalmente buscase a un sirviente, pero la compañía de aquel guardaespaldas se había vuelto "importante" de cierta forma. Lidiaba mejor con la soledad de aquel palacio.

Se asomó a su habitación y se sorprendió al ver la puerta abierta.

-Con permiso. ¿Ascaroth?

Entró a la habitación y admiró esa tétrica decoración, no era de su gusto y se notaba en su expresión. Sin embargo, toda su atención terminó en aquella gabardina.

La parte interna mostraba una brillante galaxia, incluso pudo apreciar las estrellas moverse junto a los colores.

Se sintió atraído hacia ella, quería tocarla, sentir aquella tela entre sus dedos. Extendió la mano y en cuanto estuvo a punto de tocarla, fue interrumpido por la voz de quien estaba buscando.

-¿Qué hace, su alteza?

Al escuchar su voz tuvo un sobresalto que lo hizo apartar la mano y colocarla sobre su pecho rápidamente, como si hubiese estado a punto de hacer algo indebido.

-Nada, ¿Dónde estabas?

El imp sonrió al observarlo reír con nerviosismo, se llevó las manos a la cadera y se inclinó un poco hacia adelante.

-¿Me extrañó, señor?

-Bueno, estoy totalmente solo en este palacio así que... sí, un poco.

Al verlo levantar una ceja con diversión, Stolas soltó una pequeña risa. Definitivamente estaba más relajado.

-Tampoco te emociones.

-Oh no.

Tras recobrar la compostura y unos segundos de silencio, Ascaroth habló nuevamente.

-Bien, alteza. ¿Realizamos sus deberes de hoy?

El príncipe asintió y dio media vuelta, sin embargo tuvo más curiosidad al observar unas plumas en la cama del imp. Conocía demasiado bien las plumas de su esposa e hija como para creer que eran suyas.

Plumas negras, largas y brillantes. Esas definitivamente eran plumas de cuervo, inconfundibles.

-Ascaroth, esas plumas-

Fue interrumpido por el imp quien ya se encontraba fuera de la habitación, esperando.

-¿Qué plumas?

No hacía falta ser un genio para notar que no tenía intención de hablar de aquello.

-Nada, vamos.

Sin embargo, la duda seguía ahí. ¿De donde habían salido? claramente en su palacio no había cuervos, y mucho menos unos tan grandes como para soltar plumas de ese tamaño. ¿Quizá tan largas como su mano? No estaba tan seguro del tamaño, pero pequeñas no eran.

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-Tu gabardina.

Ascaroth miró a Stolas, se encontraban atendiendo a las plantas del príncipe. Más bien, Stolas era quien las cuidaba mientras el imp lo miraba.

-¿Qué tiene?

-Tiene una galaxia en la parte interna.

-La tiene.

Al apreciar como suspiraba mientras negaba con resignación, Ascaroth decidió expandir un poco su explicación.

-Es un subespacio.

Al escuchar aquello, una duda se sembró en Stolas. No era normal ver a imps con algo tan valioso y raro como un subespacio, más bien ninguno debía tener alguno.

-¿Qué? Creí que solo era una decoración exótica.

-Fue un regalo del tipo para el que trabajé antes que usted.

La respuesta no convenció para nada a Stolas, ¿quién regalaba algo tan valioso y raro?

-Entiendo.

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-Bienvenidas.

Stolas recibía en la entrada del palacio a Stella y Octavia, la menor agitó la mano aunque suspiró al ser abrazada por su sonriente padre.

Stella ignoró por completo la presencia de su esposo y siguió de largo, sin embargo se detuvo a tan solo unos pasos de distancia de Ascaroth.

El imp mantenía una distancia prudente de Stolas, no iba a estar tan cerca cuando recibía tan alegremente a su pequeña.

-Ascaroth.

La mujer no se molestaba en disimular su sonrisa al ver al imp, ni siquiera cuando la mirada de Stollas y la menor se posó en ella. Estaba dándoles la espalda, así que no importaba.

-¿Si, señora?

-A mi estudio, ahora.

Ascaroth miró un momento a Stolas antes de seguir a Stella justo al sitio que había mencionado.

Mientras tanto, el Goetia solo tenía una duda. ¿Su esposa recordando el nombre de un imp? Algo andaba mal, los despreciaba lo suficiente como para no querer recordar ninguno de sus nombres.

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-¿Qué mierda crees que haces?

Ascaroth mantenía la mirada baja mientras recibía un "regaño" de Stella, quien se encontraba cruzada de brazos frente a él.

-No entiendo.

-Te traje aquí para que lo vigilaras, me dijeras cada cosa que hace, cada pequeña puta acción suya. ¿Y no lo haces? 

-Lo lamento, mi señora. El príncipe Stolas no hace nada interesante, se levanta y mira sus plantas, responde algunas invocaciones y termina leyendo un poco. 

-¿Qué hay de ese maldito imp?

-¿Imp?

-El bastardo con quien se revuelca.

-Sinceramente, no lo ha visto. 

Al escuchar un sonido de desaprobación, Ascaroth suspiró pesadamente. En definitiva era diferente al relajado ambiente que había desarrollado con Stolas en cosa de dos semanas y algunos días, incluso podía bromear un poco.

-Puedo jurarlo con una mano en el pecho incluso.

-No hace falta.

Ascaroth tomó con delicadeza la mano de Stella al notar como la extendía frente a él, besó el dorso de su mano mientras cerraba los ojos. Pudo sentir perfectamente la otra mano de la fémina acariciar su cabello y cuernos.

-No importa como, te dije que me ibas a pertenecer.

-Mi señora siempre tiene la razón.