XVII

2.5K 357 17
                                    

Stolas caminaba por aquellos solitarios pasillos de su palacio, mientras realizaba otra llamada. Fuera de servicio, genial, de nuevo.

Eran las cinco de la tarde, y Ascaroth no aparecía. Sí, estaba un poco incómodo con él y quizá no terminaba de gustarle lo cercano que era con su hija, pero no quería que simplemente desapareciese así, es decir, ¿quién iba a protegerlo de los intentos de asesinato de su esposa? El día anterior había comprobado que su querido blitzy era malísimo como guardaespaldas y mejor como asesino. No confiaba plenamente en Ascaroth, pero era la mayor protección que tenía en ese momento.

¿Darle el día libre había sido un error? ¿debió poner alguna condición? ¿le había pasado algo? Mierda, estaba preocupado. Sentía que el imp no merecía su preocupación, algo en su interior le gritaba que nada había sucedido, sin embargo, ahí estaba dando vueltas a todo el palacio una y otra vez con la esperanza de ver al más bajo escondido por ahí o algo por el estilo.

Se sentó a los pies de aquellas enormes puertas abiertas con la mirada en el piso, había caminado demasiado y estaba hambriento. Ascaroth había dicho "nada preparado por mi o la señorita Octavia" y su hija estaba con su madre, así que no había quien le cocine. Si bien podía hacerlo el mismo, era malísimo en ello.

-Vaya mierda, no quiero pensar ahora.

Un diminuto chispazo de alegría recorrió el cuerpo del príncipe al reconocer aquella voz, sin embargo, rápidamente se transformó en enojo hacia el imp.

-¡Ascaroth!

Stolas se puso rápidamente de pie mientras miraba al mencionado, no tardó ni tres segundos en notar que estaba borracho, se tambaleaba, sus ojos estaban perdidos y parecía balbucear cosas sin sentido. Aunque incluso si hacía todo ello, lucía extrañamente elegante y eso era impropio de él.

-Oh... Stolas.

-¿Dónde carajo estabas? ¡Nos respondiste a ninguna maldita llamada! ¿Tienes idea de la hora que es?

-Mi teléfono murió.

Antes de que el búho pudiese seguir con su reproche/regaño, el imp lo abrazó mientras recargaba el rostro en su hombro, escondiéndose cual niño llorando.

-¿Quién te ha dado el permiso de llamarme por mi nombre y abrazarme?

-Oh, mi querido, respetado y glamuroso príncipe. Déjelo pasar, solo esta vez. Incluso yo he dejado pasar cosas así de mis subordinados, ¿sabe?

¿Subordinados? Stolas negó con la cabeza, y si bien detuvo sus reproches no correspondió al abrazo en ningún momento, solo permitió que Ascaroth continuase con su abrazo.

-Stolas.

-¿Qué?

-Es como un respiro para mí, gracias.

-Deja de balbucear tonterías.

-Supongo que son balbuceos, mi mente no funciona bien cuando estoy ebrio.

-Lo noté.

-Alteza, ¿me concedería treinta minutos?

-¿Treinta?

-Sí, diez para dormir, quince para bañarme y cinco para vestirme. Aunque son menos capas de ropa, quizá solo tres para vestirme, eso me deja con doce minutos para dormir.

-¿Qué? Puedes tomarte el resto del día, nunca he conocido a nadie que se ponga sobrio con una rutina así de horrenda.

-Porque no me conocía a mí.

Ascaroth se separó del príncipe y se estiró un poco antes de reír con diversión.

-¿A quién mierda le importa quién soy? Mientras pueda seguir...

Stolas miró al imp alejarse mientras seguía diciendo cosas (a su parecer) sin sentido, si bien quería esperar su almuerzo en la sala no podía moverse. Su cuerpo no reaccionaba.

Se había quedado ahí de pie, completamente quieto mientras su cuerpo recordaba de forma vívida el calor ajeno, y percibía de forma perfecta el aroma a tabaco, colonia y un toque de alcohol que había impregnado en su cuerpo. Además, esa ronca voz que literalmente murmuraba hace unos momentos en su oído conseguían que tuviese escalofríos con solo recordarlo, carajo, no le sorprendería que Ascaroth tuviese cinco parejas o algo similar a eso.

Siendo a propósito o no, eso había sido demasiado... atractivo, incluso para un hombre "enamorado" como Stolas.

_________________________________________

-¿En serio no sabe prepararse más que cereal?

El príncipe asintió mientras almorzaba, miró al imp quien lo miraba divertido con los brazos cruzados. Podía notar que no secó su cabello con cuidado, estaba despeinado y algo húmedo.

-Entonces trataré de no repetir esto, no regresaré tarde.

-Realmente luces renovado, como si hubieses dormido una eternidad.

-Bueno, esa fue mi rutina durante muchos años. No, más bien dormir más de un minuto era un privilegio.

-Qué rutina más horrenda.

-Lo sé.

-Muchos años... ¿en serio fueron muchos? Luces de al menos veinte años, y no sé qué clase de joven podría vivir con una rutina así.

-Bueno... tenía quince... tengo cuarenta y cinco... ¿unos diez años?

-¡¿Tienes cuarenta?!

-Y cinco. Por cierto, aprecio eso de lucir más joven que usted.

-Pero... eso no...

Ascaroth soltó una pequeña risa al notar lo confundido y perturbado que estaba el príncipe. Señaló su cabello.

-Estas son canas, eran tan evidentes que decidí teñir todo y ya.

-Eres un anciano.

-¿Supongo? La edad hace la experiencia.

-¿Eso qué?

El imp sonrió de forma juguetona mientras guiñaba un ojo.

-Sabe de lo que hablo.

-Y por esto te había prohibido hablar. ¿Sabes algo? Ya no hables.

El más bajo soltó otra risa antes de asentir y permanecer en silencio.


¿Goetia? (Stolas Goetia) (Helluva Boss)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora