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Gritos, disparos y explosiones era lo único audible en esos grandes campos de batalla. Venta de niños, sacrificios, crímenes sin motivo, ángeles riendo y burlándose de los demonios.

La guerra había sido demasiado complicada para el inframundo...

Hasta que él apareció. Con aquella brillante espada comandando sus legiones, él más digno y aclamado héroe de guerra.

O al menos eso dicen los rumores.

-¿De verdad?

-Por supuesto, yo estaba ahí, pude verlo con estos mutilados ojos. Ver a ese hombre significaba que los ángeles estaban jodidos.

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Ascaroth despertó de un sobresalto. ¿Qué carajo había sido ese sueño? no estaba seguro, pero ya lo odiaba.

Se incorporó en la cama y miró las plumas regadas, suspiró pesadamente antes de levantarse a limpiar y perfumar la habitación, si no lo hacía sentiría un pesado aroma a sangre (incluso si no estaba ahí).

Pasado una hora se encontraba camino a la cocina del palacio, faltaba al menos otra hora antes de que los Goetia despertasen y desayunen. Ya era rutinario para él desayunar antes.

Se detuvo en un pasillo mientras apreciaba los retratos de la familia. No importaba cuantas veces se detuviera a mirar, siempre conseguía sentir lo mismo cuando observaba el retrato de Stolas y una Octavia muy pequeña. 

La felicidad que emanaba el cuadro, los colores, la niña. Todo, esa mezcla siempre conseguía lo mismo, tristeza y envidia por parte del imp. 

Suspiró pesadamente y siguió su camino, al llegar a la cocina saludó a los empleados que encontró y se dispuso a desayunar. Nunca tenía demasiada hambre, así que haría lo de siempre. Una humeante taza de café y un cigarro, la gloria en las manos de aquel demonio.

Mientras se acercaba a una ventana a fumar, terminó con los pensamientos girando alrededor del príncipe Stolas. Estaba consciente de algo en particular, en cosa de 20 segundos podía determinar perfectamente si alguien le gustaba o no.

Llevaba más de un mes con el búho, a esas alturas no admitir que le gustaba era simplemente ridículo. ¿Su delicadeza? ¿Su amable forma de ser? aunque no lo llamaría exactamente "amable" de forma general, seguía poseyendo la dignidad de la realeza. No, era su físico. 

Stolas era el Goetia más atractivo que había visto en muchos años, simplemente... le gustaba y ya. Muchos demonios le han gustado a lo largo de su vida, uno más no hacía verdadera diferencia.

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Ascaroth mantenía la mirada perdida en la pared mientras la familia Goetia desayunaba, a pesar de que esa mañana no hubo gritos o ninguna clase de reproche, Octavia se levantó rápidamente al terminar su desayuno.

-He terminado, gracias.

Salió del comedor de forma apresurada, al parecer tenía algo importante que hacer. 

-Miren a mi pequeña, tan ocupada a su corta edad.

-Tiene diecisiete, no llamaría a eso "corta" edad.

-Es una corta edad, así tenga 90 años Octavia seguirá siendo mi pequeña.

-Ya veo.

-Ambos, cállense. Déjenme comer en paz.

El par de hombres se miró entre sí antes de reír cortamente y continuar en silencio. El imp miró a Stolas durante un largo rato, no pudo darse cuenta de lo que hacía hasta que escuchó el sonido de los cubiertos del príncipe chocar contra el plato en señal de que los había dejado caer.

Pestañeó un par de veces y finalmente regresó a la realidad, una de sus manos se encontraba entre las plumas de Stolas, acariciando su cabeza.

-Oh, lo lamento.

Retiró rápidamente la mano mientras retenía el deseo de darse un golpe a sí mismo ante la mirada furiosa de Stella y la avergonzada mirada del príncipe.

-Y bien, ¿qué le apetece hoy?

Stolas caminaba por aquella enorme biblioteca mientras apreciaba cada libro, los había leído infinidad de veces. No tenía nada que hacer después de aquel silencioso desayuno.

-Un libro.

-¿Es todo?

-No hay nada más interesante.

En tan solo un par de minutos, el príncipe se encontraba sentado a la sombra de un gran árbol con un libro apoyado en sus piernas mientras el imp permanecía de pie a su lado. 

Ascaorth observó al Goetia mirar el árbol durante un rato antes de comenzar a leer. Miró las hojas caer y se agachó un poco frente al mayor logrando capturar su atención.

-¿Quiere algún aperitivo?

Retiró una hoja de las plumas del más alto mientras un sentimiento de... ¿ternura? lo invadía, la expresión desconcertada de su jefe era linda.

-No, gracias. 

Se limitó a asentir mientras retomaba su postura anterior.





¿Goetia? (Stolas Goetia) (Helluva Boss)Where stories live. Discover now