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- Creí que estaba abandonada.

Stolas se encontraba sentado frente a un sofá individual en la sala de aquella cabaña de dos pisos, parecía más pequeña desde fuera.

Frente a él se encontraba sentado Ascaroth en otro sofá individual, de su lado izquierdo había una chimenea mientras que al medio de ambos había una mesa de madera y a su lado derecho había otro par de sillones de un tamaño un poco más pequeños; más infantiles. Ambos sostenían una taza de chocolate "caliente" (aunque el chocolate de Ascaroth estaba frío y no había sido tocado)

- Dije que era algo similar a ello.

Aquella cabaña lucía en perfectas condiciones, parecía que alguien vivía allí; pero al parecer Ascaroth llevaba un par de años sin poner un pie ahí.

- La señorita Octavia llegará al palacio la próxima semana. ¿Regresamos ahora o gusta estar un tiempo más?

- Podemos quedarnos un par de días, me gusta el ambiente. Y comienza a tutearme.

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El par caminaba por un camino algo solitario el cual solo estaba rodeado por el bosque, Stolas llevaba las manos en los bolsillos del abrigo mientras temblaba sutilmente y en su rostro había tonalidades de rojo en su nariz y pómulos producto de aquel frío; era más un tipo de climas cálidos. No entendía como Ascaroth lucía muy tranquilo con aquel clima el cual seguramente era por lo menos -1°

El más bajo miró temblar al más alto antes de acortar distancias y deslizar una de sus manos dentro del bolsillo de su abrigo para tomar la mano contraria, entrelazó sus dedos y recargó su cabeza en el hombro de Stolas; el rojo en los pómulos del príncipe aumentó y ya no necesariamente por frío.

- ¿Cómo puedes estar tranquilo con un clima así?

- Estoy acostumbrado.

Minutos después, ambos se encontraban sentados al interior de una camioneta todo terreno color negro, el menor ya estaba relajado puesto que el contrario había encendido la calefacción y estaba a una temperatura perfecta.

Ascaroth conducía mientras miraba de reojo a Stolas por lapsos cortos de tiempo, de sus labios escapaban cortas risas. 

- ¿Cuándo deba comprar te quedarás aquí? Con la calefacción.

- Quiero conocer el sitio, pero ese clima es insoportable, aun así, bajaré. De todas formas, no sabía que incluso tienes una camioneta aquí.

- Nunca sé cuándo tendré que regresar.

- Hay tantas cosas que desconozco de ti.

- Bueno, tiene tiempo para saberlas. Ah, llegamos.

- ¿Qué?

El príncipe miró el exterior con cierto aire de desilusión, suspiró y asintió.

- ¿Tan rápido?

- Es un pueblo pequeño.

Ascaroth bajó del auto y se apresuró en abrir la puerta del copiloto, ofreció su mano a Stolas quien la tomó algo avergonzado y bajó. Escuchó los seguros siendo accionados, y su rostro tomó tonalidades rojas nuevamente, no estaba acostumbrado a ser tratado de una manera tan atenta.

- Creo que eres muy amable, y cariñoso.

- ¿Qué? No, esto es lo mínimo. 

- ¿Avanth? 

El imp se sobresaltó y habló en forma de suaves murmullos, buscando que quien se aproximase a ellos no escuchase nada.

- Entra a la tienda, tiene calefacción, estaré ahí en un segundo.

Stolas miró de reojo a la fémina aproximarse algo dudosa, y asintió. Si Ascaroth le pedía eso entonces no iba a reprochar, obedeció y entró al supermercado; suspiró al instante por aquel cálido lugar. Permaneció junto a la entrada mientras miraba al imp.

Ascaroth se giró y saludó de forma amistosa a la mujer antes de que esta tomase sus manos; parecía estar preguntando demasiadas cosas, ya que el de cabello negro lucía incómodo a pesar de sonreír como si de un familiar se tratase. Un momento, ¿desde cuándo sabía diferenciar su incomodidad?

El de cabello negro asintió provocando que los ojos de la mujer pelirroja se cristalizaran y lo abrazara, Stolas pudo apreciar como había comenzado a llorar mientras el contrario fruncía el ceño; lucía como si en cualquier segundo fuese a gritar que no llorase en su hombro. Sin embargo, su amistosa sonrisa volvió en cuanto hubo distancia entre ambos.

Los observó conversar un poco más antes de que Ascaroth hiciese una sutil inclinación con la cabeza hacia la tienda, dejando en claro que debía entrar.

- Y lo siento por no llevar pañuelo.

- No, tú tranquilo, y de nuevo, lo lamento.

Ascaroth suspiró con cansancio antes de entrar a la tienda y mirar al príncipe; fue capaz de notar la curiosidad que emanaba su mirar.

- Es profesora, le dije que me mudé por la tristeza de que mi perro muriese y así se puso. Los humanos son muy emocionales.

- Entonces... ¿Avanth?

- Me sentiría incómodo si los humanos dijesen mi nombre muy a la ligera.

El imp tomó una de las manos del príncipe y entrelazó sus dedos mientras sonreía con suavidad.

- ¿Hay algo que desees comprar en particular?

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Stolas solo había recibido una "orden" del más bajo. Tomar lo que quisiese, y no sabía exactamente qué cosas quería.

Miró a su izquierda y logró apreciar al final del pasillo como el contrario miraba todo sin mayor interés. ¿Cómo diablos conseguía ser tan atractivo? Su cabello negro y lacio el cual iba perfecto con su pálida piel la cual solo tenía un leve rubor en la nariz producto del frio del exterior; sus ojos de un azul tan oscuro que fácilmente se confundían con negro lograban que quisiese perderse en esa profunda y vacía mirada.

Se sobresaltó y sintió el calor subir a su rostro en cuanto aquel pelinegro lo miró sin entender muy bien por qué lo miraba tanto.

- ¿Ya elegiste algo?

- Cereal.

- ¿Por qué no estoy sorprendido?

- No tengo antojo de nada en especial.

- ¿Qué tal carne de ternera rellena con jamón, champiñones y queso? Servido con un soufflé de papas.

- Eso... suena bien.

- ¿Y tiramisú de postre?

- Sí, mientras no me sirvas un tiramisú helado.

¿Goetia? (Stolas Goetia) (Helluva Boss)Where stories live. Discover now