IX

2.8K 397 27
                                    

Entre los gritos de Stella y atrapar las cosas que arrojaba hacia Stolas, Ascaroth alcanzó a observar a la menor levantarse sin terminar su desayuno y salir del comedor con la mirada baja.

El imp colocó una maceta en la mesa para después atrapar a una sirvienta que había sido lanzada y sonreírle, la joven le devolvió la sonrisa con un leve rubor en sus mejillas mientras la bajaba y la dejaba irse. Al parecer eso solo molestó más a Stella, ya que lo tomó de un brazo y al tenerlo cerca lo empujó hacia Stolas.

-¡¿Te lo vas a coger a él también?!

-¡Carajo, no!

Ascaroth miró durante un momento a la mujer, provocando que en cosa de segundos saliera del comedor completamente furiosa mientras gritaba cosas al aire o cualquier sirviente que se topara.

-¿Está bien, príncipe?

Stolas suspiró con cansancio antes de asentir y tomar asiento en el comedor mientras masajeaba su cien.

-¿Puedo dejarlo solo un rato? Necesito revisar un par de cosas, y calmar a la señora.

-¿Puedes calmar a esa bestia?

-Nada que un té no solucione.

El Goetia asintió permitiendo que Ascaroth se retirase, el primer lugar al que debía ir era su habitación por motivos obvios.

Entró a la habitación y cerró detrás suya notando las luces apagadas, las encendió y miró a la joven Octavia sentada en la cama abrazando sus piernas mientras un libro reposaba abierto frente a ella, al parecer había intentado leer.

Octavia lo miró un momento antes de desviar la mirada y ocultar su rostro como le era posible, incluso si lo intentaba el llanto no se detenía y la vergüenza de haber sido descubierta solo era peor.

El imp no dijo palabra alguna y solo tomó asiento en el otro extremo de la cama mientras miraba hacia la pared, si la joven deseaba hablar entonces lo haría, si no entonces solo le haría saber de esa forma silenciosa que estaba ahí para ella.

-Las relaciones pueden volverse mierda, eh.

Escuchó un pequeño suspiro de la joven, si no se detenía comenzaría el clásico hipo.

-Y que lo digas.

El silencio reinó de nuevo en el lugar, todo lo que podía escucharse eran los lloriqueos de la joven. Incluso si intentaba ser silenciosa algún ruido debía salir.

-Su padre la adora.

-Si, claro.

Ascaroth suspiró mientras negaba levemente por el sarcasmo en las palabras de la joven, no era lo mismo consolar a una niña de tres años llorando por no tener mamá, a una joven de diecisiete llorando por problemas paternales y maternales.

-Independientemente de los problemas con su madre, ambos la quieren.

Al no percibir respuesta, decidió seguir hablando.

-Claro, esto es algo que debe resolver con ellos. Lo que sea que yo diga ahora no va a influir mucho en usted, también está la confianza que no tiene conmigo. Pero solo piénselo, y tenga una conversación con su padre solo cuando usted se sienta lista.

Octavia limpiaba las lágrimas de sus ojos mientras asentía a pesar de que no estaba siendo mirada, suspiró buscando calmarse. 

-Puede recurrir a mi si necesita algún tipo de consuelo, abrazos o simplemente evadir el sentimiento de soledad.

-Gracias.

-Nada que agradecer.

-¿Por qué siempre llevas un guante en una sola mano?

La menor no supo que más preguntar o decir, solo necesitaba distraerse de ese tema.

-Perdí la mano hace algunos años, esta es robótica.

-¿Cómo?

-El recuerdo es borroso, lo siento.

-Entiendo.

El silencio volvió, pero esta vez fue menos tenso. Octavia podía apreciar ese sentimiento de estar acompañada y no ser forzada a hablar.

____________________________________

Ascaroth escuchó claramente un alarido de dolor al acercarse al despacho de Stella, entró apresurado. La miró a punto de golpear a una sirvienta con una fusta y se interpuso, el golpe terminó recibiéndolo en el rostro. Solo pudo mirar en dirección a la sirvienta mientras escuchaba a Stella exclamar de sorpresa y tirar la fusta. El ardor junto al sabor metálico de la sangre que bajaba de la herida y terminaba en sus labios era algo que no experimentaba en años y en definitiva no extrañó para nada.

-¿Estás bien?

-Sí, muchas gracias Ascaroth.

A pesar de sus palabras, miraba las marcas en sus brazos y partes del rostro, la tomó de una mano ayudándola a ponerse de pie y acomodar su vestido.

-Está bien, puedes irte ahora.

-Pero la señora.

-Dije que está bien.

La sirvienta salió del lugar con los ojos aguados, en cualquier segundo lloraría. El imp no miró a Stella en ningún momento.

-No te reconozco, Stella.

-No, Hal-

-Ascaroth, te lo recuerdo.

-Ascaroth, sí. No era mi intención, no debiste interponerte.

-Desde pequeña has tenido esta clase de conductas violentas, no creí que serías capaz de algo así.

Frunció el ceño al notar como lo tomaba del rostro para mirarlo con preocupación mientras sus ojos se cristalizaban.

-No, lo siento, no quería. Oh, mira lo que hice.

Buscó rápidamente un botiquín y lo condujo a su escritorio.

-Toma asiento ahí.

-No quiero.

-No seas necio.

Ascaroth terminó cediendo y se sentó en aquel escritorio dejando que la mujer limpiase y curase la herida.

-¿Por qué la golpeabas así? Todavía es perdonable una bofetada, pero ¿una fusta? 

-No tiene ningún derecho a codiciar lo mío.

-¿Lo tuyo?

-Me perteneces. ¿Crees que no noté como te miraba? parecía una zorra con esa horrenda sonrisa y ese sonrojo.

-Bueno, soy irresistible.

Fue tomado con brusquedad del rostro siendo obligado a mirar a la mujer a los ojos, la cual lo miraba furiosa mientras señalaba su rostro de forma amenazante.

-No te atrevas a estar con ninguna zorra, me perteneces. Y recuérdalo siempre.

-Sí, sí. Ya suéltame, arde.

Stella lo soltó con cuidado antes de besar la herida que recién había hecho ella misma.

-Espero y aprendas a no coquetear con ninguna otra.

-Lo que digas.


¿Goetia? (Stolas Goetia) (Helluva Boss)Kde žijí příběhy. Začni objevovat