Capítulo 1: Promesa

80 10 4
                                    

El Bosque de Norüem era un bosque espléndido. Enorme, antiguo y verde, daba sensación de respeto observar los antiguos árboles y plantas. Cientos de criaturas fantasiosas, cada cual más extraña que la anterior, se ocultaban en la espesura, obrando sus magias secretas y desplegando hechizos enrevesados. Elfos, hadas, centauros, náyades...

Sin embargo, los humanos (que siempre están por todos lados) se contaban entre la gran mayoría de habitantes de Norüem. Se distribuían en diversos pueblos, diseminados por el bosque, e intentaban mantenerse al margen de los asuntos mágicos; lo que ellos querían era vivir en paz, y punto.

Los magos eran los humanos que se salían de la norma. Mujeres y hombres que se abrían al mundo de la magia y dedicaban su vida a explorar las posibilidades que ofrecía. Como la hechicería estaba algo mal vista (se consideraba un tema tabú, por culpa de los numerosos accidentes que había provocado y podía llegar a provocar) los magos iban muy a lo suyo y acababan distanciándose de los otros humanos.

El Bosque de Norüem, en lo que respecta a la tecnología, había hecho algunos progresos. Para iluminarse, los habitantes utilizaban unas rocas de colores llamadas dritë, que, al decir "¡Dentro luces!", se iluminaban con un suave resplandor dorado. El agua corriente existía, aunque los sistemas utilizados eran algo rudimentarios y costaba mucho calentar el agua. Para cubrir distancias largas, estaba la posibilidad de usar un carro o algún método mágico, aunque estos últimos eran poco comunes y estaban mal vistos.

La floresta estaba gobernada por un rey ciervo (sí, no pongáis esa cara), y actualmente el Rey Brioso era el que ocupaba el cargo. El rey fusionaba su alma con la del bosque, por un tema de protección mutua y de magia antigua, y con los ciervos funcionaba especialmente bien. Por eso no había reyes humanos, ni elfos, ni nada: ciervos, y punto.

Y, ya me lo descuidaba, lo más importante: el bosque era colindante con el desierto de Kashi-Ar al sur, una gran y vasta extensión de arena. Puede parecer un dato banal, pero más adelante veréis que no. En el extremo norte se encontraban las grandes e imponentes Montañas del Norte, una gran cadena de sierras y picos truncados, donde el clima era hostil y sus gentes también, por lo general.

Y ahora que ya tenéis una idea del bosque Norüem, vamos a empezar con la historia.

Todo comenzó una sombría mañana de otoño-casi invierno. Dos semanas antes, Nurcuam el Oscuro había mandado una invitación a su fortaleza a Kashia la Bella, la soberana del desierto de Kashi-Ar.

El Oscuro (así se hacía conocer entre las gentes de Norüem) planeaba destruir Norüem. Para lograr su propósito había profundizado en artes oscuras, se decía que incluso había llegado a hacer un ritual para contactar con la Dama Negra, la esencia del mal. ¿Para qué iba a querer alguien destruir un lugar tan hermoso?

Para llenar un vacío en su corazón, probablemente.

⚜⚜⚜

Nurcuam bajó de las Montañas del Norte con la reputación de ser el hechicero más poderoso y peligroso de todo el mundo. A su paso, las gentes se aterrorizaban y algunas aldeas desaparecían misteriosamente. Fue captando seguidores, esclavos o como queráis llamarlo; hombres que se unían a su propósito oscuro por obligación o voluntad propia. No había alternativa a obedecer si Nurcuam llamaba a tu casa una noche y te hablaba de sus planes. Otras veces, sus soldados directamente se llevaban a gente a rastras, para engrosar sus propias filas. Por aquello, comenzaron a llamarle "el Oscuro", por sus artes engañosas y sus magias prohibidas.

Sucedió que un día Nurcuam creyó estar preparado para hacer una incursión al Bosque de Norüem. Entró con su ejército, causando el caos y difundiendo miedo por los habitantes del sector norte de la floresta, y cruzó todo el reino hasta llegar a la frontera con el desierto de Kashi-Ar. A su paso, poblaciones eran arrasadas y vidas segadas.

La Llamada del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora