Capítulo 84: "¿Tu la amaste?"

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Malia, mira atentamente a la persona sentada frente a ella, en especial porque no puede evitar sentirse un poco incómoda ya que el restaurante donde Ethan, la trajo para almorzar está totalmente vacío ahora y sólo hay una explicación para esto; él hizo que todos dejarán el lugar en el momento que ellos ingresaron.

— ¿Te gusta este lugar?— Pregunta Ethan, recostandoce sobre la silla para una mejor vista completa de Malia, ya que trata de descifrar que pasa por su mente ahora.

Malia, pasea la vista alrededor y tanta tranquilidad en este enorme salón, definitivamente no es lo suyo.

— Si quieres puedo llevarte a otro lugar o...

— Bién— Salta la joven, sonriéndo sorpresivamente para Ethan, tanto así como la siguiente acción de Malia, roba toda su atención. Quién se levanta de su lugar y sin darle tiempo a decir o hacer algo al respecto, toma la mano de Ethan, incentivandolo a moverse de su lugar.
— Salgamos de aquí- Anuncia con una especial sonrisa en su rostro.

Ethan, está anonadado porque hace tanto que no veía un rostro tan iluminado y sonriente en Malia y, no sabe que cara poner a ello pero no hace falta agregar nada más, ya que termina contagiandoce de esa calidez.

— ahh...Señor Clark, ¿ya se van?— pregunta el hombre detrás del mostrador, en la entrada del restaurante.

- ¡El señor Clark, le agradece su atención!— Dice Malia, a medida que salen de allí.

— ¿Puedo preguntar dónde quieres ir?– Salta Ethan, levantando ambas cejas pero de nuevo es arrastrado por Malia, en dirección a un autobús que está a punto de partir pero los dos, logran subirse justo a tiempo.

— Compadesco a tus hombres de seguridad— comenta Malia, mientras hace el intento de pagar por el viaje, sólo que Ethan, se le adelanta.

A esta hora del medio día, el espacio en el autobús es un poco reducido ya que muchas personas salen de sus respectivos trabajos o inclusive alumnos o jóvenes que salen de las instituciones, van ahora a sus hogares u otros lugares.
Ethan, opta por permanecer cerca de la puerta y tener una vista panorámica de todo el movimiento, siempre alerta. Esta sujetado a la barandilla de arriba con un mano y con la otra, prácticamente no permite que Malia se aleje de él, ni un centímetro.

— Señorita Malia, ¿acaso sabe dónde vamos?— pregunta Ethan, dejando un beso sobre su frente, fascinado por la la expresión de Malia.

¿Qué sucedió para que ella estuviera asi? Desea tanto saberlo pero no está lejos de tomar un poco de responsabilidad en ello.

— No estoy segura— confiesa Malia y termina poniéndose en puntas de pies, apoyada en Ethan, para mirar entre las personas en dirección a la calle, a través de la ventanilla.

— Okey, te seguiré— lo dice inhalando profundamente sobre su cabello, embriagandose con esa dulce fragancia.

— No hay pase libre, controlate— Salta Malia, con fingido tono serio hasta que el autobús hace su primera parada y es allí donde bajan, con la joven guiando o mejor dicho, llevando a Ethan.

Mientras tanto, él está totalmente hipnotizado con ella y mirándola de reojo espera su siguiente movimiento. Los dos están parados en medio de la acera, sujetando la mano del otro, como si en un segundo se fueran a perder.
Están en diagonal a una plaza y se logra visualizar desde allí que a unas cuadras abajo está el parque de los típicos paseos para mascotas y eso es toda la referencia que necesitan.

Cuando ya sabe donde ir, Malia se gira en dirección a Ethan, - ¿Tienes hambre?

— Mucha— Responde Ethan, tentado por besarla ahora mismo, sin embargo, la joven comienza a caminar nuevamente.
Es así que llegan a mitad de la plaza, donde se encuentra unos puestos de comidas distribuidos por el lugar.
En el momento que Ethan, la escucha hablar tan tranquilamente con el dueño de uno de los puestos, sólo para pedirle dos hot dog, cae en la cuenta que estuvo tan errado en haberla llevado a ese restaurante porque ahora entiende lo incómoda que estaba Malia.

A través de tus Ojos.Where stories live. Discover now