Capitulo 1

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"La vida es un teatro en el cual debemos interpretar nuestro mejor papel"

Es la frase que siempre me he repetido a mí misma, es la frase que llevo a todas partes. Porque en mi vida siempre he tratado de complacer a otros, de ser la mujer perfecta, de dar lo mejor de mi aunque llegue a olvidarme de mi misma.

Me acostumbré a todo esto, lo hice desde que me diagnosticaron ansiedad crónica a los catorce, mi vida cambió drásticamente y el miedo se convirtió en mi peor enemigo.

Miedo a fallar, miedo a ser juzgada, miedo a ser yo misma...

¿Quién era yo? Me hice tantas veces esa pregunta.

Soy Chiara, soy la hija de Marcello y de Giovanna Martini, soy la vecina alegre de enfrente, la que siempre carga una sonrisa. Soy la amiga paciente, y la que escucha a las demás. Soy la novia de Lorenzo, soy la estudiante becada de último año de artes plásticas.

También soy aquella que llora por las noches sin tener una razón, soy la que le teme a la soledad, al compromiso, a las nuevas experiencias.

Esa soy yo.

La frágil Chiara.

***

Aquella semana en la universidad había sido difícil para todos, los últimos exámenes se aproximaban y la mayor parte de los estudiantes tomaban muchas clases de refuerzo para poder aprobar con éxitos sus estudios y poder graduarse.

— Chiara debe ser la única que no debe estar preocupada por el examen de arte contemporáneo.

Trague en seco. Estaba más que asustada, estaba aterrorizada. La única solución para calmar mis nervios era el masticar mentas de naranja todo el tiempo, de esa forma ayudaba a controlar un poco mi ansiedad. Descubrí que las frutas acidas en contacto con mi paladar producían una especie de relajación en mi cuerpo, así que decidí poner en practica mi teoría de que comer cítricos era una especie de sedante para mi cerebro.

—Claro que no lo está, es la mejor de la clase, ¿cierto amiga?.

Dibuje una media sonrisa y asentí a lo que había dicho Lucrecia.

—Sí, no tendría de que preocuparme.

—De lo único que debería de preocuparse Chiara es de no perder a Lorenzo, si sigues con ese tema de llegar casta al matrimonio —se burló Lia.

Estaba bebiendo de mi botella de agua pero en ese momento me atraganté con el último trago.

—No digas esas cosas en voz alta —le reclame.

Ella rodo los ojos y después nos sentamos debajo del enorme roble del campus universitario.

—Es la verdad, llevan seis años juntos y no has tenido relaciones con él. Hasta te ha dado un anillo.

—Le dije a Lorenzo que quería esperar —me encogí de hombros—. No quiero apresurar las cosas entre ambos.

—Tienes ya veinticuatro. No deberías de pensar mucho las cosas.

Suspiré, me quede en silencio. Había pensado tantas veces aquello, me cuestione muchas veces el sí debería solo hacerlo y ya. ¿Era normal no? las parejas lo hacían, y nosotros ya pasábamos más de los tres años. Quería a Lorenzo, mucho, él había sido mi primera vez en todo.

Mi primer novio, mi primer beso, el primer chico al que le mostré mis sentimientos, el primero con el que era yo realmente.

Lorenzo y yo éramos uno solo.

Así lo creía yo. Y haría cualquier cosa por él, por estar a su lado, por ser la novia ideal. Sonaba algo tonto, incluso ridículo. Pero mi vida giraba en torno a complacer a los otros, porque si no sentía que estuvieran felices conmigo o con lo que les daba de mí entraba en crisis. Una crisis que duraba semanas con pensamientos de culpa que iban y venían.

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