Capitulo 35

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Me removí entre las sabanas, desperté para encontrarme en una enorme habitación, la luz se metía por cada rincón de allí. Gire mi cuerpo para encontrar la cama vacía a mi lado.

¿Dónde estaba Alessandro?

Me levanté de allí, caminé a través del camino que me llevaba hasta una puerta luminosa. Seguí mis pasos hasta llegar a un enorme jardín, y es entonces cuando reconozco el lugar en el que me encuentro.

Nuestra casa en Florencia.

—¿Alessandro? —lo llamé pero él no apareció.

Observe a mi alrededor lo que me rodeaba todo parecía sacado de un cuento de hadas, habían flores de hermosos colores, escuchaba el canto de los pájaros. Pero no había nadie allí.

Me sentía sola, seguí caminando a través del verde césped.

—Aleessandro, Alessio —seguí llamándolos.

Estoy sola, no hay nadie allí, la tristeza me invade al saber que no hay nadie.

¿Que ha sucedido?

Seguí mi camino hasta llegar a un enorme y hermoso columpio con flores a su lado, me senté allí y mientras observaba el bonito paisaje que veían mis ojos. Sé que esto no es un simple sueño, sé que es más que eso.

Quizás no este destinada a quedarme con quienes amo.

Me hubiera gustado mucho quedarme en casa con Alessio y Alessandro, me hubiera gustado mucho ser su madre, limpiar sus lágrimas y verlo sonreír. Llevarlo a su primer día de clases, verlo cumplir sus sueños.

Nada de eso podré hacer ahora. Pero me niego a irme, me niego a ir a donde hay aquel paisaje luminoso que parece ser mi único destino.

—Alessio estarás muy bien con tu padre —me aferré a las cuerdas de aquel columpio meciéndome—. Te voy a extrañar mucho.

Me alejé de aquel columpio, me encaminé por el camino de flores que me llevaban a aquel lugar y sentí una mano detenerme.

—Chiara

Reconocí esa voz, reconocí incluso su olor.

—¿Aless? —giré mi vista para verlo.

—Hola ángel.

—¿Qué haces aquí? Se supone que deberías estar con Alessio.

—Dije que te buscaría incluso más allá de la eternidad y te traería de vuelta.

Cerré mis ojos dejando escapar las lágrimas.

—No hay forma que regrese contigo, por más que quiera.

—Si la hay, dijiste que las almas gemelas estaban conectadas más allá de la vida, y ahora estoy aquí, he venido por ti.

—Alessio te necesita.

Él negó.

—¿Crees que es justo? Dime ¿deseas que se quede sin ti?, después de todo lo que hemos pasado, ¿te quedarás aquí?

—Aless yo...

—No renuncies a nuestra familia Chiara, no renuncies a ella. Regresa...

Deseaba con todas mis fuerzas hacerlo, deseaba quedarme con ellos.

—¿Recuerdas el día en que me dijiste que me convertiría en padre? Creí que había enloquecido, me asuste y temí lo peor. Pero te prometí cuidarte, y lo hice. Lo hice hasta el ultimo instante en que estuvimos juntos, lamento si no fui lo suficiente bueno para ti, pero solo quiero que te quedes, déjame seguir cuidando de ti —pidió en una súplica.

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