Capitulo 28

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Sentí un peso encima de mis piernas mientras me removía en aquellas sabanas, desperté para encontrarme con la figura de Alessandro apoyado sobre mi cuerpo.

—Aless... —mi voz logro que él levantara su rostro hacia mí.

—Hola cariño —respondió él.

—¿Qué ha sucedido? —le pregunté.

Había perdido el conocimiento antes de ir a la clínica y ahora las únicas imágenes que se reproducían en mi cabeza eran las de los momentos de angustia en la casa y los dolores en mi cuerpo. En ese instante pensé en el mayor de mis miedos.

—¿Le sucedió algo a nuestro bebé? —la voz se me entrecorto—. Dime, Alessandro —insistí ante su silencio.

—Él está bien —suspiró—. Pero el doctor Giuliani ha dicho que debe hablar con nosotros sobre algo que le preocupa.

—Eso no se escucha bien —dije angustiada—. De seguro ha ocurrido algo malo y no quieren decírmelo.

—Chiara cálmate —me tomó de los hombros para intentar controlar mis nervios—. No te ocultaría nada, vamos a esperarlo, solo tranquilízate.

Las palabras de Alessandro no fueron de consuelo, o de calma para mí. Pero decidí que esperaría lo que el doctor Giuliani nos fuese a decir para no recaer en una crisis de nervios de nuevo.

—Ha sido mi culpa una vez más —me limpié el rostro con mis manos—. Si me hubiera controlado nada de esto hubiera sucedido.

—Esta no es tu culpa, la culpa la ha tenido tu maldito y nefasto padre —sentí el odio en sus palabras—. Pero ya me encargaré de ese asunto luego —dijo con recelo.

—Alessandro, no hagas nada malo. Por favor basta de problemas, tenemos suficientes ahora para agregar otro a la lista.

—No dejaré que esto pase de nuevo, ese hombre debe entender en más que palabras que sus acciones tienen consecuencias.

—Es mejor cerrar el tema de mi padre aquí, ya he entendido que no me quiere en su vida, haga lo que haga nunca obtendré su perdón, y está bien me conformaré con eso.

Alessandro apretó sus puños con fuerza.

—Promete que no harás nada en contra de él —le sostuve con fuerza las manos—. Aless...

Él alejo sus manos de la mía en forma de negación a mi petición.

—No voy a prometer algo que no voy a cumplir.

Lo que menos quería era que Alessandro se metiese en un problema mayor, no quería que hubieran más peleas, desde que estábamos juntos todo se resumía a discusiones en la familia. Ya no quería más de eso en mi vida, estaba harta de aquello.

—Entonces ve y resuelve las cosas a tu manera Alessandro, pero no vengas a mí intentando que te escuche después de equivocarte.

—No me hables como si fuera el malo Chiara, solo deseo proteger a mi familia.

—La única manera de protegernos es quedándote a nuestro lado.

Nuestra conversación se vio interrumpida de repente por la figura del doctor Giuliani, él se acercó hasta nosotros y nos comentó la situación que estaba pasando en mi embarazo.

—Chiara he analizado los análisis y hemos comprobado que presentas lo que conocemos como oligohidramnios, se trata de un nivel bajo de líquido amniótico.

—¿Es peligroso? —pregunté.

—Si no se trata con cuidado puede serlo. Esto se debe a la hipertensión que has presentado en tu embarazo y tus crisis nerviosas. Es recomendable que te tomes reposo absoluto, y que sigas un tratamiento de inyecciones, necesitamos mantener al bebé protegido y regular sus niveles cardiacos, todo esto con el fin de que el parto se adelante o existan lesiones en útero.

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