Capitulo 18

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Me había prometido no dejar que las palabras me hirieran, pero aquello era imposible. Las palabras cargadas de odio siempre te harán daño, aunque quieras evitarlo. Aunque quieras alejarlas. Siempre lo harán si le das ese poder en ti.

Pero esta vez no lo demostraría, menos delante de Carina.

—Le pido disculpas señorita Carina, yo llegue a su vida a cambiarla por completo cuando buscaba una oportunidad con Alessandro, entiendo su enojo y ha tenido razón en lo que ha dicho, ambos nos conocimos por error aquella noche —hice una pausa y ella sonrió creyendo que había obtenido de mi lo quería —. Sin embargo hay un hecho que nunca cambiará, y es que este bebé es tanto de Alessandro como mío, y eso ni usted, ni nadie lo podrá cambiar, tampoco alejaré a mi hijo de Alessandro, él es su padre así usted odie la idea, yo no le quitaré ese derecho a él.

Carina hervía de coraje, lo podía ver por su mandíbula tensarse ante lo dicho.

—Y mientras yo exista, no dejaré que nadie arruine lo que he logrado, ni usted, ni nadie. Así que si busca separar a este bebé de Alessandro, sepa que yo no dejaré que lo haga, porque haré lo posible para que los dos estén juntos —dije con fiereza.

Ella levanto su quijada sonriente.

—Todo es debido a ese niño, el problema se solucionaría si no existiera, si tú no existieras en la vida de Alessandro, pero no entiendes el desprecio e intentas meterte a su vida. No vales nada Chiara, no eres bonita, ni el tipo de mujer que él buscaría, solo eres un fracaso. Como hoy lo has comprobado.

—Yo sé muy bien el valor que tengo señorita Carina, y no necesito la opinión de ninguna persona en mi vida para conocerlo, menos la suya. Espero pueda tener una tarde agradable.

Me aleje de allí para darle la espalda, no necesitaba hablar más nada con ella, Alessandro sería el que debía encargarse de su situación con su ex novia y la sombra que parecía no desparecer entre los tres.

—No te preocupes cariño, no eres un error, esa es una palabra demasiado fea para escuchar. Nunca has sido un error ni para mí o Alessandro. Es una suerte que esa mujer no se haga cargo de ti cuando nazcas, no la dejaré. Así yo no este contigo, no dejare que ella ocupe mi lugar.

Mi vista se fijó en otro punto, cuando venía rumbo a la academia estaba feliz por la noticia de que comenzaría mis clases, pero ahora todo se había echado a perder por culpa de Carina y sus rumores falsos.

—Conseguiremos otro empleo, de los errores se aprende. No vamos a lloriquear por esto. ¿Quieres un helado? Se dé un lugar donde son deliciosos.

Camine por la plaza hasta ir a la antigua heladería a la que asistía casi todos los jueves para probar el delicioso helado con sabor a mandarina. Era mí preferido desde niña y ahora no dejaría que una mala noticia arruinara mi tarde.

Me senté a esperar a que mi pedido estuviera listo en unas de las bancas a ver la gente pasar de un lado a otro, la casa de mis padres estaba a solo unas cuantas calles de allí y la necesidad de decirle a mi padre que arreglara las cosas con mi madre pudieron más.

Sabía que Alessandro no estaba de acuerdo con aquello desde la última vez, pero ahora quería dejar algunas cosas de mi vida saldadas, no quería que nada quedase pendiente.

Recorrí las calles hasta llegar a mi casa, toque el timbre y espere un par de minutos hasta que papá abrió la puerta.

—Fui claro con ese tipo y contigo en que no quería volver a verte —dijo en cuanto me vio e intento cerrarme la puerta en la cara.

Lo detuve antes de que lo hiciera.

—Quiero hablar contigo acerca de algo papá

—¿Para qué? El hombre que tienes al lado me golpeo la última vez que hable contigo.

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