Capitulo 8

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Me deje caer sobre la cama.

¿Cómo había podido aceptar tal cosa? —me reproche.

—Ahora tendremos que ir a esa tonta cena de compromiso de tu padre, ni siquiera sé porque le he dicho que si —bufe—. Pero no lo he hecho por él que quede claro ¿eh?, lo he hecho por tu abuelo Vittorio, se siente muy solo, mamá conoce esa sensación.

Le había dicho que si a Alessandro y ahora tenía que estar en el mismo espacio que su novia Carina, la última persona que quisiera ver, aunque no tuviera el derecho de reclamarle nada, yo era la intrusa en la vida de ambos.

Me levanté de la cama y fui en dirección al armario, miré entre los tantos vestidos que habían allí colgados.

—No es necesario que lleve nada bonito, igual es la cena de Carina y Alessandro, no tendría por qué importarme mi apariencia. Mejor me concentraré en buscar un boleto de avión para irnos lo más pronto de aquí, solo es cuestión de tener un poquitín de paciencia.

Escuché el golpeteo de la puerta.

—Chiara, ¿podrías abrir un momento? —era Alessandro. Solo esperaba que no tuviera otra petición para mí.

Deje lo que estaba haciendo y me acerque a la puerta para abrirla.

—¿Si señor Marchetti?

—¿Podríamos hablar un momento?

—Claro.

Lo deje pasar, él se sentó en una de las sillas de la habitación y después me extendió su teléfono móvil.

—Quiero que me digas si reconoces a esta mujer —me dijo.

Tome el móvil en mis manos y la figura de Lucrecia se reflejó en la pantalla.

—Sí, su nombre es Lucrecia, era una de mis amigas, ¿por qué la pregunta?

—Lo que sospechaba.

—No sé a qué viene todo esto, ¿Qué sucede con Lucrecia? ¿Qué tiene ella que ver conmigo?

—Ha sido quien ha enviado las fotos a tu móvil, le pedí a un contacto que rastreara la dirección IP y esta arrojo la dirección de su casa. El resto fue tarea fácil.

Le devolví el móvil a Alessandro.

—Le dije que ya no me interesaba nada de lo que sucediera con esas personas.

—A mi si me interesa, y mucho. Ella fue una de las que te tendió la trampa aquel día en el hotel ¿cierto? Entonces es mi asunto también.

—¿Qué busca con todo esto señor Marchetti? Ya nada podrá regresar las cosas a cómo eran antes.

—Busco que paguen por lo que hicieron, no pueden ir haciendo ese tipo de cosas a la gente.

Alessandro lo decía con una furia dibujada en sus ojos, estaba enojado, mucho.

—Es una suerte que usted no me haya dicho sus nombres antes, porque de mi parte no las dejaría ir tan fácil. Quiero que sepa que tomaré acciones legales.

—¿Y qué sucederá después? Mis padres se enteraran que les mentí, y yo seré la habladuría de más de uno. Mi padre me ha mencionado que quiere venir a visitarme en Florencia, y no sé qué responderle la próxima vez que me lo pregunte. Usted tal vez lo vea sencillo señor Marchetti, tiene dinero, es reconocido y es hombre, pero en un mundo en el que se menosprecia a las mujeres, yo tendré las de perder, ¿Qué cree que dirán de mí? Ya puedo leer los encabezados, "Una mujer se cuela entre las sabanas del reconocido Alessandro Marchetti" ¿Cree que alguien me verá del mismo modo después de eso?

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