𝟬𝟰

1.9K 183 14
                                    


Se acurruco un poco más en el sillón de la biblioteca, acomodándose entre cojines, con sus zapatos descansando en el suelo y sus pies escondidos en los bajos de sus vestidos, mientras estaba casi tumbada en su sitio. Tenía un libro abierto sobre su regazo, con más páginas leídas que sin leer y con la mirada fija en las letras.

Llevaba casi cuatro años haciendo eso, escondiéndose en la biblioteca mientras su hermano entrenaba y la gente estaba ocupada, solía pasar parte de su tiempo ayudando a la reina o a Helaena con los dos pequeños que habían llegado hace un par de meses, no era diestra con los niños, pero estaba empezando a cogerles el tranquillo, les tarareaba nanas cuando la princesa no podía más y les mecía con cuidado.

También iba detrás de Aegon y de su hermano, quienes se habían vuelto uña y carne, pasando las horas libres de Catriel bromeando y vagando por cualquier lado, algunas noches desaparecen volviendo alguno de los dos borracho hasta las cejas, por suerte no era un hábito que rondará demasiado a su hermano, pero las cosas se habían desarrollado así.

Durante esos años acabó desistiendo con Aemond, sus intentos por caerle bien terminaron el día que él le pidió que parara, que dejara de sonreír forzadamente y se detuviera con sus palabras cuidadosas. Ella lo entendía, las pocas interacciones que tenían eran secas, forzadas, con muchos nervios por parte de ella o con cabreo por parte de él, desde aquel día en pozo dragón había empezado a tener pesadillas, terribles sueños donde Vhagar la devoraba y ella no podía hacer nada mas que levantarse alterada.

Así que solo se escondía en la biblioteca, lugar que Aemond no solía frecuentar más que para llevarse algún libro, no se quedaba demasiado y menos aún compartía palabras con ella. A ella le parecía bien, un trato tranquilo y silencioso, quizás podrían llevar así su compromiso. Compromiso que aún no se anunció formalmente, pero era un secreto a gritos que la idea seguía en pie.

Con los años Delanay se había dado cuenta que no dejaba de ser un matrimonio político, la reina y La Mano había pensado que las sonadas y numerosas tropas de Lord Bolton iban a ser una buena ayuda para la candidatura a rey de Aegon, lo pensaron durante una época que el rey Viserys enfermo de tal manera que pensaron que le acabarían perdiendo con el tiempo, pero no contaron con su alegre mejoría que le había quitado hasta el bastón. Aun así el compromiso les seguía pareciendo una idea adecuada, ya que el padre de la joven nunca había dicho a favor de quien estaba para la sucesión del trono y tener su apoyo era una manera de tener parte del norte, pero ella y su familia tenían aun más en cuenta que su lealtad se la debían a los Stark y que estos apoyaron a la princesa Rhaenyra cuando llego a heredera, aunque prefirieron guardarse sus opiniones para ellos mismos.

Pasó un par de páginas más bajo la atenta mirada de uno de los guardias que la había encontrado.

Lucas Tradd le tenía echado el ojo a Delanay desde el momento en el que entró en la guardia, la chica sabía perfectamente las miradas que este le lanzaba, pero también sabia bien que si necesitaba tumbarle lo iba a poder hacer, aun así le parecía un joven bastante agradable.

Aemond no le dirigía la palabra, pero tenía bastante presente que Dela tenía que saber defenderse y más de una vez le había enseñado cómo. Catriel le había contado que Aemond solía decidir luchar sin su espada cada vez que ella aparecía en el campo de entrenamiento, que le parecía un momento perfecto para enseñar a algunos caballeros como defenderse cuando no portaban una espada.

Casualidades era lo que llamaba ella, de manera irónica.

La otra esquina del sofá se hundió ante el peso, logrando que la muchacha levantara la mirada para ver la melena platinada y la vista desinteresada en el libro de su acompañante.

Delanay  ━━ Aemond Targaryen. ━━Donde viven las historias. Descúbrelo ahora