𝟮𝟭

1.4K 127 19
                                    


Los días pasaron uno detrás de otro hasta que se completo una semana entera, de la que estuvieron 3 en Rocadragón, 4 en la fortaleza roja y casi 6 enteros con la mirada fija de la gente sobre la chica, con los cuchicheos detrás de ella por el desafortunado accidente, días en los que su hermano estaba rompiendo cualquier protocolo durmiendo en una silla al lado de su cama para calmar las pesadillas de Delanay.

Tenía sueños vividos sobre aquellos días, desde el día del secuestro recordando el tiempo que hacía, el viento en su cara y la conversación sobre cuentos infantiles que estaba teniendo, eran tan vividos que podía sentir la presión de las cuerdas en sus muñecas y el olor a musgo de toda la cueva. Podía sentir el breve calor de las hogueras para cocinar, escuchar las risas roncas de los hombres y como las lágrimas salían de sus ojos, notaba el aliento caliente sobre su cara y la lengua áspera pasando por su mejilla causándole un escalofrío.

Recordaba todo desde el primer día hasta que monto en Caníbal por primera y única vez, recordaba que el miedo y el enfado de haber salido de aquella situación le nubló los sentimientos negativos que tenía hacia los dragones, que solo quería salir de allí cuanto antes ya fuera en dragón o teniendo que arrastrarse por cada rincón de Rocadragón.

Pero el miedo por las bestias le había vuelto, le volvió en el momento en el que perdió de vista a su montura y se le fue la adrenalina del cuerpo, el recelo le carcomía por dentro cada vez que pensaba en que había reclamado a Caníbal y que podría haber muerto en el intento, le hacía temblar cuando escuchaba mínimamente el gruñido grave del dragón, cuando le veía volar desde su ventana yendo y viniendo de Rocadragón esperando a que su jinete sacará valentía para visitarlo.

El dragón podía desaparecer durante la mayoría de horas del día perdiéndose en el horizonte, sabían por cartas de la princesa Rhaenyra que el dragón volvía a su hogar para pasar allí unas cuantas horas antes de volver batiendo fuertemente las alas, pasando cerca de la fortaleza roja y aterrizando cerca de pozo dragón para pasar la noche en libertad, siendo vigilado por los guardianes del pozo. Seguía siendo el dragón huraño que contaban las historias, agresivo con aquella persona que se acercara a él, pero desde lejos tan solo parecía una bestia que buscaba tranquilidad y que no quería ser molestado, con la suficiente paciencia para esperar a su jinete sin volver a sus hábitos alimenticios con los demás dragones.

Todo el mundo achacaba el comportamiento de la bestia a su primera y única jinete.

Delanay estaba encogida en su sitio, sentada junto a la ventana viendo como su dragón partía una mañana más, envuelta por un par de mantas que la reina le había acercado ella misma la noche anterior, con Catriel poniéndose su armadura a un lado de la habitación y Demo, el lobezno de huargo, descansando a los pies de su dueña después de haber pasado una noche llena de pesadillas. Les habían despertado hace unas horas con un desayuno y las cartas diarias que estaban llegando de su hogar, cartas de sus hermanos y su madre preguntando como iba todo, las enviaban a primera hora de la tarde para que estuvieran allí por la mañana y Dela pudiera leerlas.

Las cartas iban desde contarle a la joven vivencias del día a día hasta pedirle que volviera a casa, que sus corazones no estarán tranquilos hasta que la vieran la cara y supieran, en persona, que estaba bien y a veces ella también creía que era lo que necesitaba porque se ahogaba entre aquellas paredes en las que le tenía miedo a casi todo el mundo.

La llamada a su puerta a penas fue escuchada por la chica que seguía sumida en la vista desde su ventana mientras que su hermano hacía una breve reverencia antes de marchar a sus deberes, la reina observaba a la chica con pena en la mirada y un nudo en el corazón, recordando brevemente los momentos en los que la veía correr por el castillo detrás de su padre cuando apenas era una niña, como se escondía dulces entre las telas de su falda con una sonrisa y como saludaba a todo el mundo y les llenaba de preguntas, ahora solo veía a una joven asustada que desconfiaba de cada persona que no encaja dentro de sus recuerdos más de dos minutos.

Delanay  ━━ Aemond Targaryen. ━━Donde viven las historias. Descúbrelo ahora