Delanay ━━ Aemond Targaryen. ━━

𝟭𝟰

–Le he preguntado a mi madre si podrías venir alguna vez a Rocadragón. –Jace jugaba con la esquina de su libro en Valyrio. –Si quieres.

Delanay levantó la vista de sus notas para mirar al joven con los ojos muy abiertos. Su madre la había hablando de Rocadragón y de lo impresionante que era, de los altos muros de su castillo y la increíble playa que tenía, quitando el tema de los dragones era un lugar que le fascinaba y había aprendido a vivir con la existencia de esas bestias sin desmayarse al ver una de lejos.

–Me encantaría ir, tiene que ser un lugar asombroso.

Jace sonrió mirándola mientras se mordía el labio. Dentro de un rato se sentiría un idiota porque Dela estaría comprometida en apenas un día, pero no podía dejar de sentir como se le aceleraba el corazón cada vez que la tenia cerca y como el tiempo se le pasaba volando con sus conversaciones. Amor a primera vista lo había llamado Luke, aunque no hubiera sido a primera vista en sí sino un enamoramiento muy rápido, del que se arrepentida por no haberla conocido antes de que Aemond entrará en escena, adoraba a Delanay, aquel sentimiento no era algo que fuera a desaparecer fácilmente de su vida y él no iba a desperdiciar tiempo evitándola, no cuando pensaba en que su madre y Daemon había estado casado con otra gente antes de estar juntos y ahora les iba bien y estaban enamorados, así que tenia algo de esperanza en ello.

–Es un lugar genial, te encantará. Viajar allí puede ser mi regalo de compromiso –Dejo un poco a un lado el libro. –Tenemos una biblioteca casi tan grande como esta, la vas a adorar y puedes aprender Valyrio conmigo mientras estés allí.

–¿Para qué necesito yo saber Valyrio, Jace? –Dela reprimió una pequeña risa.

–Quién sabe, a lo mejor algún día tienes un dragón.

–Lo dudo, aunque se lo básico para un dragón, Aegon me lo enseño. –Ambos niegan con una sonrisa.

–Entonces...no se, podrías enseñarle tu misma Valyrio a tus hijos.

Delanay entrecerró el libro, con su dedo separando las páginas por donde iba para prestarle atención a la conversación.

–Podrías enseñarles tu.

Aquello logró que el corazón de Jacaerys diera un vuelco. Podría, si aquella mínima esperanza que tenía servía para algo podría ser un caso como el de Daemon, podría tener hijos con ella y enseñarles Valyrio, pequeños niños morenos que corrieran por los pasillos de Rocadragón. Negó un poco con la cabeza saliendo de su ensoñación y le dio una pequeña sonrisa a la chica recordando que seguramente los hijos serían de Aemond.

–No puedo volar desde Rocadragón hasta aquí todos los días.

–No está tan lejos y no tendrían que ser todos los días. –La joven se acomodó en su sofá. –Tres...no, dos días a la semana. –Negó agitar un poco su moreno pelo. –A parte, no se que hacemos hablando de eso, no pienso tener hijos todavía.

Jace hizo una mueca algo aliviado, no tenía ni las ganas ni la imaginación para hacerse la imagen de Delanay embarazada y el príncipe Aemond junto a ella, le estaba costando hacerse a la idea de estar presente en el compromiso de mañana como para pensar en aquello. Tampoco comentó nada porque le parecía un milagro que su amistad con la chica siguiera intacta después de soltarla que quería pedir su mano, fue un acto estúpido de su parte, pero realmente era algo que podría haber hecho de no haber sido por la noticia.

Por su parte Delanay siguió leyendo. Si era cierto que seguía siendo amiga de Jacaerys, que seguían conversando, haciendo bromas y que le hacía compañía cuando estudiaba Valyrio, pero porque usaba todas sus fuerzas para comportarse normal con el obviando aquella conversación en la cena que nunca habían continuado porque ninguno de los dos se atrevía a sacar el tema, incluso se había mordido la lengua cuando veía a Aemond mirandoles algo hastiado cada vez que estaban juntos porque ahora si sentía que había razón para que el príncipe estuviera con mala cara al verla con Jace. No le había contado aquello a nadie, ni a Alia ni a Lucas, mucho menos a su hermano.