𝟯𝟮

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Abrió los ojos asustada, sintiendo como el aire le faltaba y la piel le quemaba. Se sentó con el cuerpo tembloroso y las lágrimas recorriendo sus lagrimas, analizando el lugar, cada piedra y mueble, reconociendo que el calor que siente solo es la leve calidez que le brinda la chimenea mientras intenta hacer memoria.

Está en casa, en la fortaleza, con su madre y sus hermanos. Aemond la llevo allí en cuanto la reunión post batalla se había terminado, le dieron igual las horas y lo mucho que la gente de Invernalia le insistiera en quedarse, emprendió vuelo con ella en Vhagar y Caníbal siguiéndoles, dejo que ella y su madre lloraron todo lo que quisieron una en brazos de otra, trataron las heridas de ambos y luego la llevó a su habitación y se quedó en el sofá incómodo del cuarto con ella hasta que se durmió.

Dela miró por encima de su hombro para toparse con el ojo abierto de Aemond mirándola y el parche mal colocado sobre el otro.

–No ha sido un sueño.

Aemond negó ante sus frases, limpiándole una lagrima de la mejilla.

–¿Se acabó? –Otro asentimiento por parte del chico.

Paso su dedo pulgar por la mejilla de ella borrando otra lagrima mas que estaba recorriendo su mejilla y ella se acurruco contra su mano sin quitarle la vista de encima sintiendo el calor de su piel y lo áspero de sus dedos.

–Estás aquí.

–Estoy aquí. –Respondió él.

–No te llame. –Intentó responder con la voz temblorosa.

Aemond negó bajando la mano de su mejilla, pasando despacio por su cuello y bajando por su brazo cubierto por la misma ropa que había llevado durante la batalla.

–No necesitas hacerlo.

Podría haber discutido eso y reclamarle lo importante de seguir las promesas, que el dijo que no vendría hasta que ella se lo dijera, pero aquello le daba igual en ese momento porque no había aparecido allí por un acto egoísta, había ido a sacarla de otro problema en el que se había metido.

Los labios le temblaron mientras la vista se le aguaba y se tiró contra Aemond en aquel incómodo sofá en el que se habían pasado horas tumbados, se acurrucó contra su pecho y lloró con fuerza aferrándose a él, apretando cada centímetro de tela que entrara en contacto con sus manos.

Debería superar esto más fácilmente de lo que lo estaba haciendo, había pasado por la experiencia horrible de un secuestro y había cortado la cabeza de uno de sus captores, por dios había hecho que Caníbal soltara casi una decena de dracarys en el campo de batalla. Pero volver a estar rodeada de gente violenta, no tener a Caníbal a su lado y mucho menos a Aemond le había devuelto el pánico que sintió en esa cueva fría y húmeda.

Aemond la apretó contra su pecho con fuerza mientras miraba el chisporroteo de la chimenea mientras estaban tumbados en el sofá.

Era tarde, bien entrada la madrugada, habían llegado bien entrada la tarde el día anterior y, después de las horas llorando y la familia Bolton asegurándose de que estaba bien, a Delanay le había costado horrores dormirse, temblaba y se quedaba con la vista puesta en el fuego en algunos momentos. Aemond apenas cerraba los ojos unos minutos antes de abrirlos comprobando que Delanay estuviera bien.

Aemond carraspeo un poco algo avergonzado por lo que iba a hacer, pero si era una manera para que dejara de llorar y se relajara se lo haría. Se relamió los labios antes de dejar un beso en la cabeza de Delanay y tararear la canción que ella suele tararearle a Jaehaerys en un tono suave y casi con un hilo de voz.

Fueron dos vueltas de canción repitiéndose en algunas partes porque no recordaba perfectamente la canción, un rato hasta que Delanay dejó de llorar y se quedó mirándole. Para ese entonces Aemond ya tenía los ojos cerrados mientras tarareaba.

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2023 ⏰

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Delanay  ━━ Aemond Targaryen. ━━Donde viven las historias. Descúbrelo ahora