𝟮𝟬

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–¡Se aproxima un dragón!

Aquello había sacado de la cama a los pocos que la habían ocupado en Rocadragón, había sido gritó suficiente para que los guardias se pusieran en sus puestos, que el rey saliera fuera del castillo seguido de su familia, que los dragones ocupan sitio en las piedras que hacían de cortafuegos entre el largo puente de piedra y la entrada a la fortaleza, Aemond casi tira a dos guardias al salir corriendo hacia allí con su espada en la mano dispuesto a empezar una batalla.

Estaban todos allí, con la mirada fija en el puente, alzando un poco la mirada esperando ver a una bestia alada acercándose, con Rhaenyra y Daemon preparados para ordenar un fuego, los Bolton portando sus armas y los hermanos Targaryen con un cansancio en el cuerpo que no les iba a evitar verse involucrados, hasta Alicent estaba allí llevada por la curiosidad junto con su hija.

Se quedaron callados, en silencio, tanto ellos como los guardias, los arqueros tenían la vista puesta en el cielo buscando un objetivo, tan solo se escuchaba el aire chocar contra las rocas y haciendo silbar algunas, ni siquiera un sonido sobre los dragones de los Targaryen. Fue Lucerys el que fijó su vista en las nubes que se alzaban en el cielo oscuro, alzando la mano para señalar allí donde miraba, con todos los arqueros apuntando.

–¡No disparéis! –Grito Rohan desesperado. –¡Que a nadie se le ocurra disparar si no queréis perder las manos!

Observaron a la bestia negra, algo más pequeña que Meraxes cuando vivía pero un poco más grande que Vermithor, podría haberse llevado un par de caballos a la boca de un bocado si así lo hubiese deseado. Aun con su tamaño logró posarse sobre el puente ante la atenta mirada de los otros especímenes de su especie, moviendo la cabeza analizando cada persona allí presente que le reconocían y no se atrevían a decir ni una palabra.

–Dela... –Fue casi un suspiro lo que se le escapó a Catriel antes de echar a correr.

Su padre no tuvo suficiente velocidad para coger el brazo de su hijo antes de que este evitara a la fila de guardias delante de ellos y corriera hacia la bestia, quien sacudió la cabeza con fuerza al verle acercarse.

–¡Delanay!

Ese grito logró llenar de miedo el cuerpo de todos los presentes de allí, Aemond no supo dónde meterse cuando escucho a Catriel y casi sale disparado hacia allí como había hecho el caballero de no ser por el fuerte gruñido que había logrado sacarle a Caníbal, pero eso no detuvo a aquel hermano desesperado.

La sirvienta fue lo primero que bajó de la bestia, Catriel la sostuvo antes de que esta cogiera las fuerzas para correr hacia uno de los guardias, lo siguiente que vio el chico es como la bestia se apartaba un poco para dejarle ver a su hermana.

Estaba hecha un desastre, con el pelo negro enmarañado y sangre saliendo de ambos agujeros de la nariz, tenia suciedad por toda la cara, el vestido lleno de lodo, tierra y sangre, los zapatos los había perdido a saber donde y llevaba una gran bolsa encharcada en su mano.

Apretó la mandíbula al ver a su hermano, quien lloraba desolado al verla, desvió la mirada unos segundos intentando no llorar, con el viento chocando contra su cara y suspiró antes de que Catriel se lanzara para rodearla fuertemente con sus brazos.

–¿Estás bien?

–Lo estoy. –Respondió con la voz quebrándose y la mano libre enganchada a la tela de la camisa de su hermano. –Ahora lo estoy.

–Estás a salvo, nadie te va a hacer daño.

Delanay negó apartándose un poco de su hermano, empujándole haciendo que la bolsa chocara contra su camisa y este notara el líquido viscoso que venía de ella, se llevó la mano al pecho y acarició el líquido con el que se había manchado, frunciendo el ceño incrédulo antes de mirar a su hermana.

Delanay  ━━ Aemond Targaryen. ━━Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon