20. Arrestame si puedes

1.2K 43 55
                                    

(GunilXOde) +18

En la calma y calidez de la tarde, un joven ladrón entraba discretamente al museo que la ciudad. No había mejor momento para robar en un museo justo a la hora del cierre, eso Ode lo sabía muy bien.

En realidad se llamaba Seungmin, pero, por recomendación de otros ladrones, había adoptado un apodo: Ode. Solo para cubrir su identidad.

Salió del baño después de colocarse una chaqueta, una gorra negra y una mascarilla. Hacer su trabajo sería pan comido.

Las luces ya estaban apagadas, pero aún podía ser detectado por las cámaras así que extrajo una pequeña laptop y tecleó algunas cosas y una luz parpadeó en todas las cámaras de seguridad. Sonrió de lado y comenzó a caminar con toda libertad por los pasillos del museo. Había hackeado y bloqueado las cámaras de seguridad y sensores de movimiento por lo que no tendría problema en llegar hasta su destino.

Paso de largo los pasillos con esculturas que parecían más un pedazo de mierda que una persona en una pose extraña y se dirigió a los cuadros.

—Aquí está... El Océano Azul, de Hwang Hyun Jin.

Admiró la bellisma pintura unos momentos mientras suspiraba.

—Pues lo siento amigo, tendrás que vender otra.

Volvió a teclear algo en la laptop y escuchó el sonido de los láser invisibles apagarse.

Traspasó el cordón de seguridad que mantenía a las personas alejadas de la obra de arte para que no fuera maltratada, mientras se colocaba unos guantes blancos y dejó su mochila y su laptop en el suelo. Con sumo cuidado quitó el enorme y algo pesado cuadro. Lo depositó en el suelo y de su mochila extrajo un papel calcomanía enorme doblado con la imagen de la pintura, con todo y marco. La pegó con sumo cuidado en la pared donde antes había estado el cuadro. Extrajo un aerosol de color lila y dibujó en letras grandes:

"O.DE"

Sonrió satisfecho, guardó el aerosol y el papel de la calcomanía en la mochila, se la echó al hombro y tomó la laptop volvió a teclear algo y los láser se activaron otra vez.

Ahora ¿Cómo iba a sacar una pintura enorme sin ser visto?

Sencillo. Regresaría al baño y saldría por la ventana, después de todo, no era la primera vez que lo hacía. Caminó tarareando alguna canción de piratas y en cuanto estuvo nuevamente dentro del baño, volvió a dejar las cámaras como si no hubiera pasado nada. Extrajo otro cambio de ropa y se lo colocó, no obstante escuchó pasos. Alguien estaba entrando al baño.

—Mierda... –susurró se metió en uno de los cubículos cargando con todo y el enorme y pesado cuadro. Tuvo que subirse al excusado.

Aquella persona entró y fue directo a los mingitorios. Se cubrió la boca y cerró los ojos. Sudaba frío y sus extremidades temblaban. Finalmente el hombre terminó lo suyo, no se lavó las manos pero apagó la luz antes de salir. Al escuchar los pasos alejarse por el pasillo suspiró aliviado y bajó parapidamente del excusado.

—Eso estuvo cerca...

Se apresuró a terminar de colocarse el atuendo de repartidor de pizza, guardar sus cosas y retirarse. Primero envolvió en su ropa el cuadro con sumo cuidado lo sacó por la ventana, después salió él. Al estar fuera del museo, extrajo de unos arbustos la mochila para guardar las piezas y metió la pintura ahí, se colocó una gorra y con naturalidad se encaminó hacia él estacionamiento y sin que nadie lo viera.

Tuvo que rodear casi todo el edificio para dirigirse hacia su motocicleta, subió y se retiró del lugar entre risas emocionadas.

La verdad es que Ode no era gran fan del arte, pero si lo traficaba y esa pintura había sido especialmente solicitada por un cliente que le pagaría una gran suma de dinero, solamente debía entregarla en su gran mansión y habría terminado su trabajo de esa noche.

XDINARY TALESWhere stories live. Discover now