14. ODIO INTENSO.

660 114 35
                                    

Minho quiso desaparecer al sentir como su hermanastro se había quedado tieso ante su abrazo, por lo que se apartó bruscamente de él, dejando una cantidad exagerada de espacio entre ambos.

"Yo..." quiso hablar, más las palabras correctas parecían no querer salir de su boca. "Lo siento. No quise abrazarte así."

De todos modos, Jeongin echó una carcajada al oírlo expresarse de esa manera.

"Si te vuelves a disculpar por algo, en definitiva creeré que estás borracho." agregó, no obstante mostrándole una sonrisa que extrañamente hizo sentirlo mejor. "Tan sólo me sorprendí. Es todo."

Jeongin respondió sencillamente, más Minho quiso que lo tragase la tierra.

Para él, que era tan serio con todo el mundo, haberse mostrado de esa manera le hacía pensar que Yang lo gastaría por ello.

Para su buena suerte, no fue así.

Al regresar a la casa, el mayor y él se separaron un poco, haciendo cada cual sus cosas en su habitación, y Jeongin no pudo evitar pensar y reflexionar en todo lo que estaba pasando.

Aunque pudiese parecer raro e incluso hasta un poco fuera de lo común, Minho y él parecían estar llevándose mejor. De todas maneras, no era algo que pensaba que duraría mucho, ya que ambos tendían a chocar por cosas absurdas a diario.

A la mañana siguiente, el menor se percató que, efectivamente, había vuelto a la realidad.

Minho había estado con una chica la noche anterior, y esta, en ese entonces, caminaba casi semi desunada por el interior de la casa, buscando café para ambos, en la cocina.

Yang esperaba que ningún vecino la viese salir al irse, dado que estos solían hablar seguido con sus papás, y lo que menos quería era problemas.

No obstante, mientras el día pasaba, el más chico continuó hablando con Hyuyeong, quién le propuso de verse esa misma noche.

Jeongin aceptó, a fin de querer distraerse y, actuando como de costumbre, se marchó de la casa sin avisar a Lee que se iría en ese instante.

Pese a haberse visto ya varias veces, Yang estaba un poco ansioso cada vez que se encontraba con la peli rubia. Y es que esta parecía mostrarse muy atraída hacia él, por lo que Jeongin no quería arruinar nada. Mucho menos lucir como un idiota.

Una vez que llegó a su casa, ella le abrió con una sonrisa en su rostro y lo invitó a pasar, haciéndole sentir tranquilo que sus padres no estaban, dado que en sí, era un poco temprano para conocerlos.

"Tu casa es muy grande." comentó Jeongin impresionado, dejándose guiar por la menor, quién lo llevó hasta la sala de estar, para luego poder sentarse en el sillón.

"Es medio un desperdicio. Mi familia casi nunca está aquí." respondió haciendo una mueca con la boca, más volviéndole a sonreír al mirarlo a los ojos. "Tú estás bien, Jeongin? Luces un poco apagado." agregó examinando con cuidado sus facciones, dándole pié a tocar suavemente su rostro con una de sus manos.

"Es que..." Yang suspiró, sin siquiera percatarse del contacto. "En este momento estaría extrañando a mis padres... Siento que toda la responsabilidad de cuidar mi casa cae en mi y sólo en mi." bufó en voz baja, no dándose cuenta que Hyunyeong estaba ahora un poquito más cerca de él.

"Te sientes cansado?" preguntó, fingiendo tristeza por él, y este asintió, siendo demasiado humilde como para asimilarlo. "Pobrecito... Además de que eres súper bueno, no te saben valorar." opinó con el mismo tono de voz, posando ahora su mano en el brazo del otro, haciendo que este asintiese con la cabeza.

𝐈 𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐘𝐎𝐔, 𝐇𝐘𝐔𝐍𝐆 | 𝐦𝐢𝐧𝐣𝐞𝐨𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora