31. RESPONSABLE.

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Pasaron unos días sin que Minho regresase a la casa. Días sin que Jeongin o su familia supiera nada de él.

Jeongin se sintió angustiado, más no le envió mensajes de texto. Sentía que, de todas maneras, el mayor no los respondería. Conocía a Minho para entender que precisaba tiempo; tiempo para calmarse y no actuar impulsivamente.

No obstante, su reencuentro fue cuando Yang tuvo su primer día de regreso a clases.

Por la mañana, el menor se levantó de mal humor y con mucho sueño, ya que su horario de irse a dormir había cambiado durante las vacaciones y, luego de lavarse el rostro sin ganas, regresó a su habitación para poder vestirse en su uniforme escolar.

Ese día, comenzaría su último año, el cual era el más exigente de todos, y en donde tendría que estudiar mucho y ser aplicado si quería ingresar a una buena universidad. 

Minutos luego, bajó de su habitación y caminó hacia la cocina, encontrándose solo en ella, dado que sus padres también habían comenzado su rutina atareada de trabajo.

Yang desayunó y quiso salir de su casa velozmente, ya que de tardarse un poco, perdería el autobús hacia la escuela.

No obstante, cuando abrió la puerta, el menor se encontró cara a cara con Minho, quién parecía estar físicamente mucho peor que antes.

Jeongin se impresionó por su aspecto, más el otro no tardó en desmayarse, cayéndose lentamente sobre su cuerpo.

[...]

Fue obvio pero, aquel día, Yang tuvo que faltar a clases.

Minho se encontraba en un estado deplorable, y temía que si no estaba junto a él, pudiese pasarle algo peor.

El menor le había dicho a sus amigos que estaba enfermo, y que se aseguraran de decírselo a sus profesores.

Sin embargo, en aquel entonces, más que alguien enfermo, se estaba ocupando de cuidar a alguien así.

No fue hasta las doce del mediodía que este pudo conversar con su hermanastro.

En el mientras tanto, Yang lo dejó dormir en el sillón del living y procedió a cambiarse de ropa, a fin de no arruninar su uniforme.

Cuando Minho despertó, abrió los ojos lentamente y miró a su alrededor, encontrándose segundos después con Jeongin.

Este lo observó con cuidado, y procedió a acercarse a él, poniéndose seguidamente de cuclillas al sofá en dónde estaba.

- Hola. - Yang lo saludó en voz baja, y el otro respiró hondo, mirándolo fijamente. - Estás bien?

- Por qué estás aquí? - Minho respondió con voz áspera, como si estuviera disfónico. - No tenías clases hoy?

- Digamos que si te caes sobre mi sin siquiera decirme algo cuando abro la puerta, me voy a preocupar. - El menor opinó, amagando a pararse, más Lee lo tomó del brazo, frenándolo para que se quedase en donde estaba.

- Perdóname.

Dijo serio y de repente, aún manteniendo su vista en él, generando que Jeongin se sintiera extraño por ello.

- No es nada... De todas maneras hoy es el primer día. - se encogió de hombros.

Yang comentó, creyendo que se disculpaba por haberlo hecho faltar al colegio. Más el otro negó con la cabeza.

- No... Eso no... - Respondió, todavía con el mismo tono de voz que antes. - Quiero pedirte perdón... por como me he portado últimamente.

Agregó, tomándolo a Jeongin desprevenido, quién no pudo controlar su expresión de sorpresa.

𝐈 𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐘𝐎𝐔, 𝐇𝐘𝐔𝐍𝐆 | 𝐦𝐢𝐧𝐣𝐞𝐨𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora