34. MINHO.

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Al cabo de unas horas, Yang despertó por la luz que se filtraba por las percianas de su ventana. Este tapó su rostro con una mano, y respiró hondo, dándose cuenta que, efectivamente, ayer se había pasado con la bebida.

Tenía un fuerte dolor de cabeza, y lo peor de todo, su mente recordaba con claridad lo que había hecho segundos antes de dormir.

Otra vez, había besado a Minho.

Jeongin estaba cansado de sobre pensar el tema, más en ese entonces, lo que daba vueltas en su cabeza era como se enfrentaría al otro, ya que había sido muy atrevido por su parte al hacerlo.

- Aish! - pataleó sobre la frazada que tenía encima de su cuerpo, y respiró en voz alta, frunciendo el ceño mientras pensaba aquello.

Minutos después, miró su celular y se percató que no era tan tarde como había imaginado, sino tan solo las doce del mediodía.

Como se sentía mal por haber bebido tanto, pensó que lo mejor sería tomar algo para la resaca. Por ello, se levantó de donde estaba y salió de su cuarto lentamente, mirando luego a la puerta de Minho, que estaba cerrada.

Yang pensó que el mayor todavía dormía, así que bajó sin cuidado por las escaleras y se dirigió a la cocina. Sólo que, al llegar allí, se detuvo al ver que este se encontraba cocinando en la misma.

Lee giró su rostro para mirarlo, y sin sonreír, le dijo:

- Ah. Reviviste. - habló, como si nada hubiera pasado, continuando con lo que estaba preparando en ese entonces.

Jeongin se sintió un poco incómodo, y quiso cambiar de tema con rapidez.

- Y mamá y papá? - miró alrededor del lugar, dándose cuenta que, lamentablemente, otra vez estaban ellos dos solos en la casa.

- Fueron al supermercado hace un rato. Ya deben estar por venir. - el mayor respondió sin mirarlo, terminando de cocinar su platillo, bulgogi, una típica carne coreana marinada fácil de hacer. Segundos más tarde, le tendió un plato a Jeongin, quién lo miró sorprendido. - Ten. Toma esto con la sopa que sobró ayer. Te hará sentir mejor.

- No sabía que podías cocinar. - el menor comentó, tomando dos palillos para poder empezar a comer el plato que tenía delante suyo. - Gracias. - agregó, siguiendo luego con la mirada al mayor.

Si bien este le había dado dicha comida para que pudiera sentirse mejor, Jeongin inconscientemente se puso a mirarlo a él en vez de comer.

A decir verdad, jamás se había tomado el tiempo de mirar a Minho detalladamente. O al menos no de la manera particular que lo estaba haciendo en ese momento.

Jeongin posó su vista primero en el rostro del otro. Miró como su perfil era atractivo, y como su mandibula se marcaba en este. A su vez, dirigió su vista a sus brazos, y como se encontraban moviéndose, generando que las venas en ellos se marcasen con facilidad.

Era claro que Lee era mucho más atlético que el otro, o por lo menos su cuerpo estaba más tonificado.

Sin embargo, Jeongin no tuvo en cuenta que, quizás lo estaba mirando demasiado, ya que Minho encontró su mirada con la suya a los pocos segundos, y sonrió divertido.

- Qué tanto me ves? - Lee preguntó acercándose a él, llevándole un vaso con medicamento para la resaca.

- N-nada, nada. - respondió, poniéndose colorado, volviendo a comer el almuerzo que tenía frente a si.

Segundos después, Minho dejó sobre la mesa un vaso con un líquido raro en este, y le dijo a Jeongin que lo tomara de un trago, ya que le haría sentirse mucho mejor.

𝐈 𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐘𝐎𝐔, 𝐇𝐘𝐔𝐍𝐆 | 𝐦𝐢𝐧𝐣𝐞𝐨𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora