15. EMPÁTICO.

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Jeongin no respiró por un par de segundos y sintió que el mundo se detenía.

En el mientras tanto, Minho optó por posar sus labios sobre los del menor, dándole un muy corto y húmedo beso en la boca.

Al separarse, Yang lo miró aturdido y en shock, y sin perder tiempo, lo empujó con fuerza, tirándolo hacia su cama, huyendo seguidamente de su cuarto.

A continuación, se encerró el el suyo, sin poder procesar con coordura lo que había sucedido.

Minho me acaba de besar.

Por qué me besó?

De seguro está muy drogado.

Por qué me besó?

De seguro no se dio cuenta de lo que hizo.

Por qué me besó?

Pensó rapidamente.

Por qué me gustó?

Jeongin se tomó de la cabeza con ambas manos y suspiró en voz alta, queriendo poder entender qué era lo que estaba sintiendo. 

No, no, no. No me gustó. Claro que no.

Se quiso convencer una y otra vez, creyendo que lo que acababa de pasar por su mente era un pensamiento automático, más hubo algo en sí que le hizo imposible conciliar el sueño aquella noche.

Si bien Jeongin nunca se había planteado si le atraían los hombres, estaba seguro que las mujeres le gustaban muchísimo más.

No obstante, el menor no había podido dejar de repetir aquella corta escena en su cabeza, incluyendo al día siguiente, cuando tuvo que enfrentarse a Minho una vez más.

Este se despertó muy tarde por la tarde, luciendo completamente destruído, y procedió a meterse a la ducha, queriendo poder deshacerse de su resaca con agua fría.

Yang estaba en la cocina preparando la cena, con música fuerte de fondo, la cual usaba para aplacar sus pensamientos, no siendo consciente de que Minho había terminado de bañarse hacía ya un rato y estaba caminando con el torso desnudo por la casa, dirigiéndose a dicha habitación.

Sin embargo, al enfrentarse al menor cara a cara, este giró su rostro con rapidez, volviendo su vista a la comida que estaba cocinando, queriendo fingir normalidad.

Para su buena suerte, Minho pareció estar como siempre, dándole a entender a Jeongin que de seguro no había sido consciente de lo que le había dicho la noche anterior.

"No hay aspirinas?" preguntó urgando en el cajón de la cocina, buscando algo que calmase un poco su dolor de cabeza. "No tengo ganas de ir a comprar ahora..."

"La próxima intenta no drogarte y listo." Yang respondió sencillamente, en parte molesto por sentirse responsable de su salud en ese entonces. "Es mucho más fácil." agregó, apagando el fuego de la hornalla, colando seguidamente los fideos que había hecho para comer.

"Dices eso pero nunca la has probado." Minho quiso defenderse, mientras tomaba dos vasos para poder vertir cola en ellos. 

"No sé qué le ves de divertido en hacerlo." comentó Jeongin, de repente, poniéndose serio, pausando lo que estaba haciendo, fijando su mirada en el mayor. "Te destruye de a poco."

"Es fácil para tí." Lee le respondió, ahora posando sus ojos en él. "Tu eres el hijo favorito."

"De qué hablas?" arqueó una ceja, confundido.

"Tu mamá nunca te regaña por nada... Mi papá te admira por ser un maldito nerd. Ambos esperan que seas exitoso." agregó, sonriendo irónicamente. "Mientras que yo... Bueno... Ya sabes."

"No, no lo sé.. A qué te estás refiriendo?" Jeongin, de todos modos, quiso indagar más en lo que quería decir. 

Pero Minho tomó su plato y su vaso, y se dirigió a su cuarto sin terminar de explicar lo que había empezado a decir.

Yang suspiró cansado, odiando la ambivalencia que su hermanastro mayor mostraba, y decidió ponerse a cenar por su cuenta también.

Sin embargo, al terminar, el menor salió de la casa para poder dirigirse a la farmacia más cercana. 

[...]

Al cabo de media hora, Jeongin regresó con una tira de aspirinas en su bolsillo y, con un vaso de agua en su mano, subió las escaleras, dirigiéndose luego al cuarto del más grande.

Esta vez, tocó la puerta dos veces, y al escuchar un "qué" por parte del otro, decidió entrar.

"Ten. A ver si con esto dejas de quejarte." comentó mientras se sentaba a un costado de la cama y le tendía una pastilla y el agua.

Este rió suavemente y mordió su labio inferior, tardándose unos segundos hasta poder tomar dicha medicina.

"Dices que soy una carga pero te estás comportando como toda una madre." agregó, manteniendo su sonrisa irónica, bebiendo luego el agua y la pastilla con ganas. 

"Me preocupa que pueda pasarte algo hasta que lleguen nuestros padres." Yang comentó, poniéndose serio al respecto, generando que el otro suspirara pesadamente por ello.

"Si llego a hacer algo malo, sabrán que tú no tuviste nada que ver, así que no debes preocuparte." respondió de mala gana, haciendo sentir a Jeongin todavía más raro al respecto.

"Por qué estás enojado?" el menor preguntó, entonando la pregunta con la misma emoción, queriendo poder comprender qué era lo que le estaba pasando a su hermanastro mayor.

"Quién dijo que estoy enojado?" Minho comentó, sencillamente.

"Entonces por qué te diriges a mi en ese tono?"

"En cuál tono, Jeongin?" rió con sarcásmo. "Diablos, por qué eres tan inseguro con todo?"

"De qué diablos estás hablando?" el menor lo miró mal, comenzándose a enfadar. "Qué mierda te pasa, Minho?"

"No me pasa nada, Jeongin! Absolutamente nada. Tan sólo quiero que dejes de preocuparte por lo que hago y lo que no. Estoy harto de saber que vigilas todos mis movimientos." respondió enfadado, mirándolo con el ceño fruncido. "No necesito un niñero, mucho menos uno más chico que yo."

Yang se tomó unos segundos para accionar.

No sabía por qué, pero de repente, tenía ganas de llorar.

Acaso había sido exagerado con Minho? O acaso este era un completo imbécil por hablarle de esa forma?

"Por un momento creí que nos podríamos llevar bien..." El más chico comentó. "Me doy cuenta que es imposible que eso pase... Más si el otro es un idiota sin cura como tú." se levantó de la cama, tirándole la tira de asipirinas. "Aquí tienes más pastillas... Quizás te sirvan para eso que tanto te gusta hacer." agregó sin sentimiento alguno, procediendo luego a retirarse de la habitación.

Yang quiso hacerse el fuerte en aquel entonces, y cerró la puerta de Minho con brutalidad. 

Claro que cuando llegó a su habitación, no pudo evitar derramar algunas lágrimas en su almohada. 

Qué eran esos sentimientos mezclados que el menor estaba queriendo manifestar, y por qué le costaba tanto percatarse de estos?



𝐈 𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐘𝐎𝐔, 𝐇𝐘𝐔𝐍𝐆 | 𝐦𝐢𝐧𝐣𝐞𝐨𝐧𝐠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora