Capítulo 23: Grimorio

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Realmente no soy muy consciente de lo mucho que necesitaba un buen baño hasta que siento como el agua caliente se desliza cuidadosa por mi cuerpo justo en el momento que una de las lobas masajea mi cuero cabelludo haciéndome cerrar los ajos gracia...

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Realmente no soy muy consciente de lo mucho que necesitaba un buen baño hasta que siento como el agua caliente se desliza cuidadosa por mi cuerpo justo en el momento que una de las lobas masajea mi cuero cabelludo haciéndome cerrar los ajos gracias al alivio y al estado de tranquilidad que me brinda. Ellas al verme entrar al salón de baño con el vestido sucio y el pelo enmarañado, se lanzaron sobre mí ayudándome a desvestir y dándome un merecido baño relajante, tomándose todo el tiempo del mundo mientras sus delicadas manos buscan aflojar la maraña de tensión que durante estos días se ha propagado por todo mi cuerpo. Puedo decir que por este momento no me preocupa nada, es como estar flotando sobre una nebulosa donde reina la paz, la armonía, donde se puede escuchar el salvaje eco de la naturaleza viviendo, existiendo, extendiéndose en cada rincón proclamándose soberana.

Bajo mi piel, a través de pequeños hilos de poder corriendo traviesos, siento el llamado de la naturaleza traspasando mis carnes y llegando hasta mis venas llenándolas, recargándolas de poderoso elixir. El elixir de la magia que hace que el rio de poder que circunda mi cuerpo se desborde haciéndome sentir en exceso recargada, pero cuando pienso que voy a explotar, siento un tirón que viene desde lo más profundo de mi alma, ese tiro da espacio, da permiso y satisfecho acoge todo el caudal que acude al nuevo espacio llenándolo y aligerando la tensión que pretendía explotar en mi interior.

Con una sonrisa en mi rostro abro los ojos dándome cuenta que todos mis tatuajes brillan en una tonalidad verde brillante y clara mientras las lobas se encuentran a dos pasos alejadas de mi viéndome con precaución, así que inspiro profundamente agradeciendo internamente a la diosa de la naturaleza por la recarga de poder y pidiendo perdón por no estar cumpliendo con mis deberes como su hija. Después de ello, sonriente termino de ser bañada y me dirijo al otro apartado del salón donde otra loba me ayuda a vestir con un vestido parecido al que me puso Bolgoña el primer día en que pise este castillo.

Lista y recargada, trato de decir que rumbo tomar. La verdad es que apenas la reina y la concubina entraron a la habitación de Argus, la reina le reclamo el haberme llevado a mí a las tierras de las hadas y no a una favorita como dicta el protocolo, también, muy enojada me pregunto que quien me creía para tener a el rey de los lobos arrodillado frente a mí, me recordó que yo solo soy una simple concubina y que ella misma se encargará de castigarme si llego a olvidar eso. Yo, retomando mi seriedad y neutralidad, alejé al rey no sin antes susurrarle un simple, "y aun lo duda, su majestad" y salí de allí dándole una breve reverencia a la furiosa reina y a la ofendida favorita que la acompañaba, quien no era ni la vampiresa Rosarina ni la loba Renata, así que no sé muy bien cuál es su nombre. Su cabellera plateada me deja saber que es una hada, cosa que no me sorprende mucho, supongo que los rumores sobre el harén tentaron las ambiciosas mentes de la nobleza de las hadas y decidieron enviar a una de sus hermosas joyas a convertirse en reina de los lobos. Que ingenuos.

Poder, siempre se trata de poder. No hay otro anhelo, no hay otro motivo, todo se mueve por la ambición de poder. Se desangran los mundos y nuestras especies solo por la ilusión de estar por encima de todos, por querer ser temidos y adorados, por estar en lo más alto de la pirámide, por saborear la gloria de una guerra ganada. Ilusos. Somos todos unos ilusos. Solo los dioses tienen dicho poder, y aun así se creen dignos de él. No ha bastado una historia eterna bañada en sangre para aprender que nunca habrá tal cosa en seres tan poco divinos como nosotros.

El harén del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora