Capítulo 41 - final: El reino de la bruja

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Incertidumbre, otro nuevo sentimiento que experimento desde que apareció Anastasia en mi vida

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Incertidumbre, otro nuevo sentimiento que experimento desde que apareció Anastasia en mi vida. Antes de su aparición como un tornado pasivo, desafiante y misterioso, solía ser un rey que sabía qué hacer en todo momento, que sabía que esperar de todo y de todos. Solía pasar mis días entre papeleos o reuniones diplomáticas, mientras mis noches siempre las iniciaba con algún encuentro con alguien de mi harén. ¿Mi mayor preocupación? Las peleas de mi madre con mi abuela. Por los nobles deje de preocuparme hace mucho y los problemas entre reinos siempre tienen soluciones por medio de la diplomacia, además, la seguridad que nos brindan las brujas jamás me dejo preocupar por lo que sea que habita la dimensión oscura.

Nunca me pregunte realmente que era estar en una verdadera guerra. Nunca quise saber a ciencia cierta que era ese peligro al que tanto le teme mi abuela y del que nos protegen las brujas con severidad. La armonía es irrompible, solía pensar y que estúpido fui. La guerra viene por nosotros y al ver al tercer príncipe de los vampiros, al rey de las hadas, y a la primera concejera de los natura sé que somos presas fáciles. Sé que si la triple alianza de la oscuridad falla, nosotros seremos los primeros en caer. Pero eso es lo que más temo, porque si caemos nosotros significaría que ella...

Me siento inútil en este momento. Es poco lo que realmente podemos hacer para ayudar en algo y eso me frustra, somos una raza salvaje que hace mucho tiempo fue temida y venerada, y ahora, lo único que hacemos es sentarnos a esperar que otros den su vida por nuestro bienestar. Quisiera poder hacer mucho más, pero ni yo ni mis guerreros estamos a la altura, lo único que haríamos seria estorbar, nada más. Son años de estar resguardados bajo la armonía. Aunque podría poner a todos a entrenar severamente, lo cierto que es no vamos a alcanzar un buen rendimiento en combate en poco tiempo, pues fueron años de descuido que ahora nos pasan las cuenta.

Nuestra armonía se desborona. Aquello de lo que tanto nos enorgullecíamos está a punto de caer y el terror que puedo vislumbrar en el rostro de mi abuela me dice que no puedo hacerme una real idea de lo que nos espera. Ella ya lo vivió una vez y lo perdió casi todo. La oscuridad nos consumió y ella tuvo que pagar muy caro, es por eso que ama tanto el legado de las brujas, pues ellas le dieron una nueva esperanza de vida, no solo para ella, sino para todos los que nos honramos con su cariño y aprecio. Pero aun así, fue tan difícil seguir adelante. Fue tan malditamente desgarrador para ella levantar casi por completo el reino y sostenerlo en sus hombros hasta que yo tuviera las fuerzas para ayudarla.

Un escalofrió me sacude y carraspeo sacando de los profundos pensamientos a los seres que me rodean, pues también se encontraban divagando al igual que yo. La comida sigue intacta en la mesa. Nadie ha probado bocado, ni mucho menos ha tenido la intención de tomar un cubierto. La sensación que se expande por todo el salón mezcla varios sentimientos y cada uno de ellos se refleja en el rostro de nosotros, los presentes. Sus ojos desorbitados se escabullen de sus líneas de pensamientos reconociendo el lugar en donde se encuentran, pero aun así, nadie habla.

El harén del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora