Capítulo 30: El caos siempre atrae.

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¿Qué es el caos? Se puede definir de muchas maneras, pero para mí la  definición más corta y certera es que el caos no es más que la ausencia de la armonía

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¿Qué es el caos? Se puede definir de muchas maneras, pero para mí la definición más corta y certera es que el caos no es más que la ausencia de la armonía. Curiosamente esa definición no engloba a Dimitry. A pesar de que es un demonio que adora el caos e incluso lo crea, él es un tipo muy armónico. Todo en su vida tiene un sentido y un orden, no hay acción suya que no esté muy bien pensada y planeada, por ello me sorprendo de verlo con los vampiros. Claramente hay dos opciones. La primera es que los esté utilizando para acercarse a mí y la segunda es que los esté vigilando por algo. Ese cuentico de que los vampiros son interesantes no se lo cree ni el mismo, y más cuando es obvio que los demonios son seres que nos les gusta juntarse con seres que creen inferiores a ellos, cosa que son los vampiros, por más poder mental que puedan tener, no son más que estiradas sanguijuelas que poco pueden hacer por sí mismas.

Lo cierto es que mi querido amigo ya regó las primeras semillas de caos y los primeros brotes se empiezan a percibir aun cuando su presencia no este rondando el castillo. La luna curiosamente se ocultó y las nubes dejaron que la oscuridad se volviera más espesa sobre las tierras de los lobos, aunque dentro del castillo, las velas y las antorchas mantienen todo muy bien iluminado, pero aunque no fuera así, aún podría percibir el recelo en la mirada del rey de los lobos, la envidia en los de las favoritas, el odio de la reina y la curiosidad de los vampiros. Después de organizar a los vampiros y preparar los futuros aposentos de Dimitry, a pedido de la reina, nos dispusimos a cenar en el comedor central, según ella, para planear la estadía de los vampiros acá. Realmente creo que eso solo fue una excusa, pues desde que se sirvió la comida, el único ruido que se ha escuchado en el gran salón son los rechineos de los cubiertos y de los platos de bronce.

No sé si esperan a que yo empiece la conversación, pero ya deberían saber que no lo voy a hacer. Así que con gran tranquilidad y neutralidad me limito a comer despacio y sin afán, pasando mis ojos por todos y cada uno de los seres que me rodean. Escucho suspiros de fastidio e incluso veo como las manos de Argus luchan por no empuñarse y mostrar la tensión que lo embriaga desde que Dimitry hizo su aparición. Pero qué puedo hacer yo. Con mi tenedor, tomo un pedazo de la carne jugosa, pero justo cuando voy a comerlo una pequeña voz fría y desafiante llama mi atención.

— Así que eres amiga de Dimitry. — dice como quien no quiere la cosa la joven princesa de los vampiros. — Es un ser muy... sensual. — la última palabra la recalca con un tono sugerente que no pasa desapercibido para nadie.

— Sensual, misterioso, oscuro, temerario... — contesto viéndola con neutralidad. — Dimitry puede ser denominado de muchas formas, aunque la de sensual es la que menos importa cuando al fin de cuentas es el amo y señor de las tinieblas y del caos. Aunque si me preguntas a mí, le queda mejor la definición de asesino innato. Se sorprendería, princesa, de ver cuantos han muerto por dejarse llevar por esa sensualidad.

Ya han de imaginarse. Mi respuesta tiene inmediatas reacciones y no hay que entrar en detalles para entender las miradas de sorpresa, de recelo y demás. Nadie es lo demasiado estúpido en esta mesa para atacar directamente, eso lo sé bien, por ello las palabras serán las armas que deberé manejar en esta pequeña batalla que se forma en la ostentosa mesa real de los lobos. Yo sé que en cuestiones de dialéctica tienen las de ganar conmigo, y puede que hasta cierto punto pueda ser cierto, pues mi vida social, hasta que llegue a la tierra de los lobos, era escasa. Pero lo que no se imaginan es que después de enseñarme a matar y a dominar mis instintos, me enseñaron como se rigen tanto Frunbor, como la dimensión. En una el trato se rige por la violencia y en la otra por la hipocresia diplomacia, así que se manejarme con las palabras también, quizás no al nivel de ellos, pero si lo suficiente para dar batalla.

El harén del AlfaWhere stories live. Discover now