capitulo 41

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Tres días después

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Tres días después.

Me levanto debido a un pequeño llanto a mi lado, enciendo la lámpara de la mesita y me topo con Athena parada al borde de mi cama.

—¿Qué ocurre, mi amor?—La tomo en brazos y la siento en la cama para abrazarla.—Tienes fiebre, ¿Te duele algo?

—Aquí.—Señala su garganta mientras llora le beso la mejilla.

—Ven.—Me levanto y la alzó para salir de la habitación.

Me dirijo a la habitación del frente y toco la puerta, el ruso abre con cara de dormido y me mira confundido.

—¿Qué paso?, ¿Están bien?

—Hola, si bueno no, lamento despertarte pero tiene fiebre, ¿La puedes revisar?—Asiente y nos da paso a la habitación.

El ruso le pregunta que le duele y le revisa la garganta y le hace algunas revisiones rápidas mientras la tengo en mi regazo.

—Parece solo un resfriado pero de todos modos no tengo todo para revisarla bien, por ahora podemos darle algo para la temperatura y el dolor de garganta. Mañana la llevas al doctor.—Busca un papel y apunta algo ahí.—¿Cómo lo comprarás?

—Voy a llamar a la farmacia, que lo manden.—Mientras voy por mi móvil Athena se queda con Iván.

Llamo y pido lo que necesito para luego volver a la habitación Athena se levanta y estira los brazos para que la levante en brazos.

—Toma, dáselo a como dice aquí.—Me entrega el papelito y lo tomo.

—Mami, quiero ir a la cama.—Asiento y la acomodo mejor  para ir a dejarla a la habitación.

—Tengo que ir a recibir las medicinas, quédate aquí.—Asiente y se acuesta para cubrirse con la sábana.

Salgo y dejo la puerta abierta mientras me acerco al ruso que está recostado a la pared del pasillo.

—Gracias.—Niega despreocupado y se acerca más hasta robarme un beso.

—Solo es un resfriado, ¿Se mojó?

—Ayer un poco pero fue por accidente, fuimos al parque caminando y llovió cuando estábamos volviendo.

—No es mucho, se le pasará en unos dos días.—Me toma de la cintura y le rodeó con mis brazos.—Me podría acostumbrar a estas repentinas muestras de afecto.—Me separo de golpe.

—Voy a bajar, vuelve a dormir. Gracias otra vez por revisarla.—Bajo rápido y me siento en la cocina.

<<Tienes miedo, cobarde.>>

—Tal vez.—Susurro para mi misma.

<<A mi me gusta el ruso.>>

—Es lindo, pero un idiota también.

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