Perfecta, es la palabra con la que todos describen a la coronel alemana más conocida del mundo, bueno frente a todos no está lejos de serlo.
Es valiente, inteligente y cuidadosa... Pero una misión desatará lo verdaderamente importante de ella, ¿Com...
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—¡Tenemos a cherry!—Informa Nicole y me acerco a la computadora.
Tenemos todas las cámaras del lugar a nuestra disposición y sonrío al ver la sala de cámaras, mientras nosotros tenemos visión de todo lo que pasa en la totalidad de las instalaciones las pantallas de ellos tienen imágenes congeladas.
—Bien hecho, cariño.—Susurro para mi mismo separándome.
Tengo a todos los hombres de Isabella, incluyendo a las dos alianzas entre rusos y Italianos que había hecho ella antes. También está Matthew como apoyo, sin contar a medio ejercicio dispuesto a nosotros.
Nos tomó dos días tener la señal de cherryy eso me tenía preocupado ya que no sabía si estaba bien o no, pero solo ella conoce el funcionamiento de algo que ella es la única que ha estudiado a fondo.
Nadie más a parte de Nicole y ella hubiera hecho funcionar a cherry. Su sistema es demasiado complejo para ser real.
Estamos a casi tres horas del punto donde se encuentran, las caravanas de autos se dividen entre mafias y las militares pero todas tienen el mismo propósito, traer a la castaña de vuelta.
Luego de dos horas de viaje Nicole me muestra algo, sea lo que sea que paso tiene a varios guardias en una puerta intentando tumbarla.
—Bella está dentro.—Maldigo por lo bajo.
Tenía que mantenerse a salvo, no hacer que medio ejército mafioso le esté persiguiendo pero esa maldita mujer es terca como ella sola.
Luego de un momento todos los guardias dejan de intentar forzar la puerta pero no se separan de la ella, no tenemos acceso a las cámaras de esa habitación y eso me pone más impaciente. No puedo ver que pasa dentro, no sé si esta bien o mal.
Cuando logramos llegar a una especie de bosque, bajamos de los autos y nos dividimos para rodear el lugar.
—Vamos a entrar primero.—Frunzo mi ceño en dirección a Matthew.—Sabemos como trabajan estos lugares.
—Nosotros igual.—Gruño.
—Es lo mejor, Iván. Quédense aquí.—Habla Nicole.
—Tú también, si algo te pasa Isabella me cuelga.—Niega divertida.
—Somos parte de la mafia, sabemos como defendernos.—Son más de cincuenta hombres por parte de los rusos y los italianos.
Sin contar los treinta soldados que tenemos, los soldados militares se unen a los grupos y rodean el lugar. Estamos lo suficientemente lejos para ver.
Son sádicos, no se plantean nada a la hora de disparar y sus movimientos son de expertos en la materia, los disparos azotan el lugar por varios minutos hasta que todo es silencio.
—Vamos a entrar.—Me acerco a la puerta separándome de los cuerpos inertes.
—Hay tres bajas.—Miro a mis hombres pero no son soldados.
