Perfecta, es la palabra con la que todos describen a la coronel alemana más conocida del mundo, bueno frente a todos no está lejos de serlo.
Es valiente, inteligente y cuidadosa... Pero una misión desatará lo verdaderamente importante de ella, ¿Com...
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Abro la carta mientras Iván se sienta a mi lado, no se que está tramando pero me tiene muy impaciente con esto.
"Hola creo que aún no me conoces, pero solo quiero contarte algo. Escribo con ayuda de un angelito ya que aún no se como, pero quiero saludarte y decirte que estoy muy feliz de que seas mi mami."
Frunzo mi ceño mirando a Iván, se mantiene sentado a mi lado mientras leo el papel, sus brazos me rodean cuando ve que comienzo a llorar.
"Papi ya sabe que estoy en camino pero no sabia como decirte, entonces decidí ayudarle y contarte yo. Aún no sé si voy a ser niño o niña, pero se que voy a ser muy feliz contigo como mami. Ya me tengo que ir, debo dormir para poder estar con ustedes.
Adiós, mami, nos vemos en ocho meses."
A este punto soy un mar de lágrimas, siento varios besos en mi cabeza y me acurruco más en el pecho de Iván.
P.D:Dice papi que comas bien.
Iván me mantiene abrazada mientras termino de leer la carta que tengo en las manos, dejo salir una risa con lo último y me acomodo para mirar a Iván.
—¿Es de verdad?—Pregunto aún sin creerlo.
—No jugaría con eso jamás, cariño.—Me lanzo a su pecho dejando que mi llanto se haga presente.
—Yo... esto es... Un bebé.—Hablo entre sollozos y llevo mi mano a mi vientre.
—Nuestro bebé.—Asiento abrazandolo.
Me toma de la cintura y me obliga a sentarme en su regazo, analizo un poco lo que decía la carta y miro al ruso.
—Dice ocho meses...
—Según los resultados tienes un mes, tal vez más.
—No he sentido nada... Yo... Le pudo haber pasado algo.—Me refiero al secuestro.
Recibí golpes y me inyectaron algo, eso le pudo hacer daño. La simple idea me hace romper en llanto otra vez, ahora tengo miedo que eso afecte al bebé.
—Oye, cálmate, cariño. El bebé está bien.—Me intenta calmar pero no funciona.
Yo he visto lo que esa mierda hace a los bebés, viví seis años ahí dentro. Soy consciente que solo me pincharon una vez pero el miedo sigue estando ahí.
—Mi amor, cálmate. Eso no te hace bien, prometo que el infiltrado está perfectamente bien, mañana haremos un ultrasonido.—Esas palabras detienen mi llanto un poco y le miro con curiosidad.
—¿Infiltrado? ¿Mi amor?
—Ya sabes, lleva un mes ahí dentro y no sabíamos, creo que ha aprendido de ti.—Río por su anotación y se acerca para besarme.
