Capítulo 1: Comienzos

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Kingsley Shacklebolt era el jefe de aurores para el ministerio británico desde hace menos de un año, ahora se encontraba sentado en una silla bastante incómoda color caoba y se preguntaba porque estaba escuchando a Albus Dumbledore, director de Hogwarts y jefe brujo, el hombre había reunido a su séquito, mayormente conocido como la Orden del Fénix. Dumbledore estaba explicando, como si de una historia antigua se tratara, que Lord Voldemort había vuelto. Había vuelto y estaba a punto de desatar la mayor guerra mágica de la historia, también explicaba de forma sería y concienzuda que debían confiar y poner las vidas de todos en las manos de un niño de catorce años con tan solo cuatro años de experiencia mágica, y había que ser honesto, era una educación muy mediocre, aunque eso a la habitación no parecía importarle.

Kingsley miro a su alrededor, sabía que los Weasley, o la mayor parte de ellos, habían llegado hacía una semana y se habían instalado, la casa pertenecía a Sirius Black, prófugo de la justicia, sin embargo por muy inocente que fuera Dumbledore parecía no querer hablar en su favor, y tampoco parecía muy dispuesto a testificar su inocencia, él también estaba allí, bien vestido, y se veía feliz teniendo vistas, a su lado Remus Lupin, único hombre lobo en estudió en Hogwarts, también parecía bastante contento con la situación, su tono de piel había tomado más color y evidentemente había recuperado algo de su antiguo yo. Esto probablemente fue así mientras estaba ayudando a Sirius a esconderse fuera del país.

Junto con todos ellos estaba Alastor Moody, antiguo auror de las fuerzas y entrenador de Nynphadora Tonks una torpe autor aspirante a capitán de la fuerza. Moody parecía muy orgulloso de sí mismo, algo que personalmente Kingsley no entendía ya que el último año el hombre lo había pasado en el fondo de un viejo baúl, víctima de uno de los más grandes y más dementes mortifagos de Lord Voldemort. Nynphadora Tonks por si parte era una joven que buscaba desesperadamente encajar en un mundo que ella está convencida que la ha rechazado. Sus padres le han carcomido el cerebro con creencias vacías y aspiraciones exageradas.

Luego estaban los fanáticos de Dumbledore Elphias Dodge, Deadalus Diggle y Mundungus Fletcher. Tres magos que si Dumbledore les decía que el cielo era amarillo ellos jamás lo cuestionarían. Eran el tipo de persona que Kingsley más detestaba, la carencia de pensamiento crítico lo ponía muy nervioso, ya que generalmente era muy difícil predecir el comportamiento de esas personas.

Dumbledore estaba sentado en la cabecera de la mesa, apropiándose de la sala y con cierto aspecto autoritario estaba dictando quien podía y no hablar, a pesar de que cuando lo invitaron a unirse habían dicho que era un grupo muy diferente, Kingsley pensaba que se parecía mucho a cualquier reunión de Mortifagos un día cualquiera, luego de un silencio dónde previamente se había discutido el hecho de que Lucius Malfoy parecía estar tomando mucho peso en el ministerio y Fudge parecía negarse de forma absoluta a la opinión de Dumbledore, algo que según la opinión de Molly Weasley parecía un descaro absoluto.

—Creo que hay que hablar del rumor sobre que Cornelius parece querer adoptar a Harry—dijo luego de una pausa—, ¿sabes algo de esto Kingsley?

—No tenía idea.

— ¿Cómo es eso posible?— pregunto Molly Weasley—trabajas en el ministerio—agrego, como queriendo aclarar su punto.

—No sé nada, soy jefe de aurores, no puedo estar pendiente de los chismes de corredor.

—Yo escuché que está pensando en tomar la custodia—comenzó Nynphadora tratando de sentarse derecha—. Corre el rumor de que va hacerlo antes de su cumpleaños.

—Gracias querida, es muy útil tu aporte—Dumbledore le dedicó una sonrisa cortes antes de mirar al resto de la sala.

Para curiosidad de Kingsley, Sirius Black, padrino del muchacho no había emitido palabra sobre la posibilidad de que otra persona cuidara de su ahijado. El jefe de aurores se sentía incómodo por la actitud indiferente del hombre, como sí en realidad no fuera importante en absoluto.

LagrimasWhere stories live. Discover now