Gianna se encuentra en un periodo depresivo y está luchando para salir de ello, piensa que un nuevo trabajo le ayudará a poner un poco de orden en su vida, sin embargo ésta nueva etapa pondrá sus límites a prueba, sobre todo cuando Charles Leclerc s...
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— ¿Charles?—le llamo mientras toco la puerta. — Adelante—responde el piloto. — ¿Cómo estás? — ¿Por qué tanta cortesía?—me pregunta levantando una ceja.
— Necesito hablar con vos.
— Ya estamos hablando ¿no?
— Como la carrera del próximo fin de semana es en Barcelona quería preguntarte si puedo ir, por mi cuenta, unos días antes. El padre de mi hija quiere.... — No—responde en seco y dándome la espalda mientras bate su café. — ¿Que?¿por qué? — Te necesito aquí, por si surge alguna producción o evento. — La agenda está completamente libre. — No importa, te necesito aquí y si no estás de acuerdo renuncia y ve con tu jugador de fútbol.
Me encamino hacia la puerta viendo que era imposible tratar con el piloto.
— Gianna—me doy la vuelta mientras tomo el picaporte. — ¿Si, Charles —le digo con mucho sarcasmo y dedicando una sonrisa falsa. — Quiero una Coca Cola. — Soy tu asesora de imagen, no tu maldita mucama, pedazo de forro—Le grito con la tonada más argentina que puede existir y salgo de la habitación azotando la puerta.
(...)
El transito en Barcelona está horrible, al final Charles se apiadó y me dejo venir antes, pero ahora tengo que ser su chofer, buscarlo del aeropuerto y llevarlo al hotel.
— Tirate a la orilla—me pide en un tono seco. — ¿Para qué? — Voy a manejar yo, contigo al volante vamos a llegar cuando termine la carrera. — Ni de broma, esto no es Mónaco y es mi auto, me van a llover las multas. — A tu marido en todo caso—dijo en un tono despectivo. — Este es mi auto, no el suyo, pero por qué carajos te estoy dando explicaciones.
El resto del camino fue un ida y vuelta de reclamos. Lo dejé en el hotel que le corresponde con el resto del equipo y no paro de llamarme en todo el día, lo peor es que son estupideces.
En cuanto a Antoine, pudimos hablar civilizadamente, él está cuidando a Mia por estos momentos mientras yo me quedo en casa de mis padres, Nadie en la familia entiende el motivo de la separación, a decir verdad ni yo sé porque lo decidí. Por ahora no hablamos de divorciarnos oficialmente, pero trataríamos de mantener todo el asunto en privado, los medios nos agobiaban mucho durante este último año.
(...)
Escucho mi teléfono sonar y salgo de la ducha lo más rápido que puedo. Veo el identificador y muestra el nombre de Charles, casi automáticamente viro los ojos y me siento al borde de la cama.
— Hola. Charles— digo en un tono medio pesado. — ¿Estás ocupada?—me pregunta y su voz se escucha algo nerviosa. — No, pero tampoco estoy de humor para aguantar tus estupideces. — Alquile un auto y quiero ir a dar una vuelta por la ciudad, quizás podrías acompañarme, tal vez ira comer algo. Tú conoces la ciudad más que yo. — ¿A qué se debe tanta cordialidad?—le digo un poco bromeando e imitando su frase.
