Gianna se encuentra en un periodo depresivo y está luchando para salir de ello, piensa que un nuevo trabajo le ayudará a poner un poco de orden en su vida, sin embargo ésta nueva etapa pondrá sus límites a prueba, sobre todo cuando Charles Leclerc s...
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El ruido de mi teléfono me despierta, aún con los ojos cerrados intentó alcanzarlo, me estiro para tomarlo y siento el peso de Charles en mi espalda, una de sus manos continúa apretando mi hombro y parte de su torso se encuentra sobre el mío. Tomo el teléfono y deslizo para responder, antes de poder hablar unos reclamos en italiano me aturden. Había cogido el teléfono de Charles por error.
Corto rápidamente y sacudo al piloto hasta despertarlo pero permanece con los ojos cerrados y respondiéndome con bufidos, corro las cortinas para que entre luz y el monegasco comienza a retorcerse hasta que finalmente lleva su antebrazo a la cara y suelta un pesado suspiro.
— También te deseo buenos días, Gianna.
Me dirijo al baño para asearme y ponerme lo más presentable que puedo para el trabajo, siento la mano de Charles en mi cintura y un suave beso en el hombro. Nos quedamos mirándonos en el espejo por un momento mientras yemas del monegasco se deslizan sobre las marcas que me dejó hace unas horas. Un teléfono vuelve a sonar, esta vez es el mío con una batería de mensajes.
Estaba tan apurada que olvide que aquí no tengo nada de ropa. Comienzo a entrar en crisis y a clavarme las uñas en los muslos, Charles toma mis manos y me habla suavemente para calmarme.
— Te puedes llevar...—buscaba entre sus cosas— mi camisa, a menos que quieras una de estas—me dice mientras se pone su comba de Ferrari— pero prefiero dejarte la camisa, así tienes una excusa para volver por aquí. Termino de alistarse y le robo unos lentes de sol que él no usará para completar mi outfit.
— Charles, nadie tiene que saber ni sospechar. — Ok, volvemos a ser enemigos ...por lo menos en público. — Hay que inventar una excusa ya que vamos a llegar juntos. — ¿Se te ocurre algo?—me pregunta mientras mira a ambos lados del pasillo, asegurándose de que nadie pueda vernos salir juntos de su habitación. — Si, pero implica que yo conduzca—le digo mientras caminamos apresurados al ascensor. — Definitivamente no. Vamos a llegar mañana—dice empujándome dentro del elevador. — Por lo menos la última cuadra. — ¿Qué vas a decir? — Que se te hizo tarde y me pediste que pase por ti, nos demoramos mientras revisamos cosas sobre una producción de modelaje. — Suena muy creíble para mi, acepto.
Salimos rápido del ascensor y tratamos de ser lo más discretos posibles. Llegamos más rápido de lo que pensé, Charles manejó hasta unas cuadras antes del predio. La seguridad nos demoró porque nosotros nos olvidamos nuestros pases, hasta que Ferrari les dio el okay.
Isa clavó sus ojos en mí desde que llegué, trate de ignorarla porque me conoce tanto que seguramente termina descubriendo todo. Al finalizar la reunión podemos salir y buscar a nuestros pilotos, Isa intenta hablarme pero doblo rápidamente al sector donde se encuentran Charles y los mecánicos. El piloto está semirecostado en la parte delantera del monoplaza con sus brazos encima de el. Su mirada se ilumina al verme en el marco de la puerta, no puedo evitar sonreír, muy disimulados por suerte.
